¿Se considera un trotamundos?Sí, claro. Encontré un título para el disco, Viajante, que ilustra muy bien el momento en el que estoy. El viajante, a diferencia del viajero, se traslada de un lado al otro siendo tal cual es. Y eso es como mi amor por la música, que siempre lo he mantenido intacto. Por eso le di ese nombre a mi noveno álbum y a este tour.

Y en ese viaje ¿no se ha permitido nunca caer?La verdad es que no, macho. Es verdad que en la creatividad de la composición hay épocas de más fluidez y otras en las que de pronto no viene nada. Cuando eso pasa, que hay épocas de sequía en la creatividad, no me desespero y espero a que vuelva a aparecer. El compromiso con la música es algo de lo que nunca he tenido la más mínima duda.

Y con sus raíces siempre presentes.Claro. Ese es nuestro mensaje. La música dice muchísimo de lo que es un país y su gente. En mi caso, a través de ella he podido mostrar lo que es Colombia.

¿Un artista es, al final, un ciudadano del mundo?Sí. Lógicamente, bajará su intensidad en algún momento de su carrera, pero sí, vamos de un lado al otro y vivimos contentos de llevar lo que hacemos a distintos lugares. Cuanto más viajas, más quiere decir que tu mensaje está llegando. Un músico ni se retirará nunca.

¿Cuesta competir con las modas musicales sin perder la esencia?Cuando yo he cantado algún ritmo que esté de moda es porque me gusta y lo he visto como parte de mi música. Realmente, y lo digo con toda la sinceridad del mundo, nunca he hecho algo así por estrategia, sino porque he encontrado algo por el camino que me ha gustado y lo he incorporado. Pero siempre desde mi orilla. Mis fusiones siempre han sido bajo mi interpretación y mi sonido. Algo que ha caracterizado mi carrera a lo largo de los años ha sido no tener miedo a experimentar en distintos ambientes, contextos y estilos musicales.

Mérito también es que, después de dos décadas, siga manteniendo su público.Uno tiene que hacer música honesta y desde el corazón. Para mí, la prueba que tiene que pasar una canción es que me mueva la fibra. Cuando uno siente eso, ya sé que esa canción la quiero producir, compartir y publicar. Cuando la música pasa ese filtro personal, al final te permite conectar con más personas y que tu música se convierta en parte de la vida de ellas. Creo que así se va construyendo una carrera y, en paralelo, una lealtad de la gente que se encuentra con tu música, se siente identificada y decide seguirte y seguir escuchando lo que tú haces.

¿Sigue motivándole interpretar canciones que tienen tanto tiempo?Claro. Estar en el escenario y ver la conexión que tienen esos temas con el público es algo que me motiva mucho. Cuando tú estás cantando una canción que escribiste en un momento muy personal de algo que te pasó, y ves en la cara de esas personas lo que significa para ellas, genera una magia y una gratitud gigante que hace que la vuelva a cantar como si fuera la primera vez. 

¿Cuál es su conexión con el público español?Una muy bonita, porque siempre he tenido la oportunidad de estar en distintas ciudades y en distintas épocas, y eso te permite ver que cómo en España, que es un país muy musical, va cambiando el ánimo en los conciertos. Es realmente fascinante. Más allá de los profesional, en lo personal es un país que me encanta, que quiero y que gozo mucho. De hecho, el año pasado pasé aquí las vacaciones con mi familia. 

Conocemos cómo empezó hace veinte años, pero ¿donde cree que estará dentro de otros veinte?Pues seguro que en un nuevo paso profesional. Ahora estoy inmerso en la gira, pero estos siguientes veinte años han arrancado ya con una canción junto al gran Juan Luis Guerra, y eso es un gran presagio.

Parece misión imposible que un artista disfrute del momento.Sí (ríe). Es que el tema de la composición es así, nunca se detiene. Escribir música y contar lo que soy a través de las canciones es una necesidad. Y eso no para nunca.