Las obras tienen levantadas más de cien calles de la capital y eso se está dejando notar en la circulación, sin contar que aún no ha arrancado el curso escolar.
Antes, ir de María Auxiliadora a la Encarnación en taxi requería cinco minutos. Ahora, hacen falta de 15 a 20 minutos, lo que influye en los precios de los servicios.
El motivo: hay que sortear el semáforo que controla en Almirante Apodaca la circulación en ambos sentidos y las colas que habitualmente se forman en la entrada del aparcamiento subterráneo de la calle Imagen.
Enrique Filguera, presidente de la Asociación Hispalense Solidaridad del Taxi, explica a 20minutos.es que "los tiempos se han multiplicado por cuatro" en los trayectos del centro. No es el único punto "negro" de la ciudad. El tráfico se ha complicado en Ciudad Jardín, la Cruz Roja, Los Remedios, Luis Montoto o Ramón y Cajal en Nervión y San Jacinto-Triana, según Filguera y Fernando Morales, su homólogo en la Unión Sevillana del Taxi.
Alternativas
Morales asegura que "ante esta dificultad", a diario hay que buscar recorridos alternativos para que "las carreras no se encarezcan".
La situación, según los representantes del sector, se debe a la "improvisación y la falta de previsión e información" del Gobierno municipal.
En este sentido, Morales solicita al Ayuntamiento hispalense que entregue a los taxistas un plano detallado con las obras que se desarrollan o se van a ejecutar y sus plazos de ejecución para establecer alternativas.
20 minutos de espera
Tussam también está notando las obras: "los conductores soportan las quejas de los usuarios", que ahora esperan 20 minutos (el doble de lo normal) en las paradas, según Miguel Pereira, secretario de la sección sindical de CC OO en la empresa municipal.
Además, los tiempos de los trayectos, mantiene, han aumentado "hasta un 50% más".
Manuel Romero, de UGT, cree que "las obras deben afectar lo mínimo a la velocidad comercial de los autobuses, a los que hay que darle prioridad" en la circulación.
"Nosotros tenemos que comer"
La paciencia del sector se acaba: "hace dos años cargábamos en 15 minutos, ahora no en menos de 40", recuerda Enrique Filguera. El problema, recuerda, es que a los efectos de la crisis se le han unido las obras: "Nos parecen muy bien, pero nosotros tenemos que comer".
Por eso, apunta que habrá movilizaciones en breve si la situación no cambia. Fernando Morales también deja entrever esta posibilidad: "Si no hay alternativas para moverse por la ciudad, no podremos cumplir con los clientes y entonces tendremos que hacer que lo sea".
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