Erdogan se juega la presidencia de Turquía en unas elecciones históricas con la oposición por delante en las encuestas

Erdogan se juega la presidencia de Turquía este domingo 14 de mayo contra kemal kiliçdaroglu.
Erdogan se juega la presidencia de Turquía este domingo 14 de mayo contra kemal kiliçdaroglu.
Henar de Pedro
Erdogan se juega la presidencia de Turquía este domingo 14 de mayo contra kemal kiliçdaroglu.

"Mi pueblo no dejará que el borracho tome la plaza y se vaya. No dejaremos que Kiliçdaroglu, que viaja con organizaciones terroristas, tenga este país dividido". A sus 69 años y tras dos décadas en el poder, Recep Tayyip Erdogan ve más cerca que nunca su jubilación. Y el elevado tono de la campaña así lo demuestran. Hace dos décadas la Turquía que recogió no era la misma; y él tampoco. Pese a que se le ha dado por muerto políticamente en multitud de ocasiones, es ahora cuando las encuestas le dan como perdedor de los comicios de este domingo 14 de mayo. Una histórica alianza opositora que aglutina a seis partidos de diferente signo político amenaza con arrebatarle el poder.

En las elecciones tres candidatos buscan hacerse con las llaves del país. El primero es Erdogan, actual presidente, líder del AKP y respaldado por la coalición Alianza Popular. El segundo es Kemal Kiliçdaroglu, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP) y de la coalición Alianza Nacional. Esta principal alianza opositora está apoyada también por La Alianza Trabajo y Libertad, liderada por el prokurdo Partido Prodemocrático de los Pueblos (HDP). Por último, Sinan Ogan es el candidato de la Alianza Ancestral, que reúne varios partidos de derecha nacionalista.

Hasta este jueves había también un cuarto candidato que concurría a la presidencia: Muharren Ince, antiguo candidato presidencial del CHP en las elecciones de 2018, que no pudo renovar su candidatura y creó el Partido de la Patria. El abandono de Ince se produce después de difundirse que ha sido supuestamente víctima de un intento de chantaje con un vídeo de contenido sexual. La retirada de este candidato podría dar más posibilidades a la oposición, por lo que se ha especulado con un intento de Erdogan de pagarle para que concurra a las elecciones. Ince ha negado la existencia de ese supuesto vídeo sexual y los rumores sobre Erdogan, aludiendo que se retira "por su país".

Erdogan ha sobrevivido en este tiempo a escándalos de corrupción, protestas multitudinarias, un intento de golpe de Estado, una crisis económica mundial, inflación del 50% y hasta un terremoto con más de 50.000 muertos. El mandatario turco que más poder ha tenido desde que Mustafa Kemal Atatürk fundara la República de Turquía en 1923 afronta ahora una prueba decisiva: perpetuarse en el poder (tras cambiar la constitución en 2017) o ceder las riendas del país.

Dos décadas de giro autoritario

Nacido en el seno de una familia modesta en 1954, Erdogan comenzó su andadura política como alcalde de Estambul entre 1994 y 1998. Tres años después de dejar la alcaldía fundó el partido Justicia y Desarrollo (AKP), una formación islamista heredera de partidos que habían sido ilegalizados. La tradición laica fundada por Atatürk hizo que en sus inicios el partido se definiera como demócrata conservador y con vistas a la Unión Europea.

Erdogan aseguraba entonces que el AKP era parecido a lo que en otros países europeos se definen como formaciones democristianas, centrados en la gestión económica y moderados en lo religioso. Tras su paso por la alcaldía llegaría a ser primer ministro en 2003. Durante su primero años de mandato se vivió "un momento de democratización impulsado por la candidatura de Turquía a la UE que heredó del anterior Gobierno pero que impulsó también Erdogan", dice a 20minutos Carmen Rodríguez, profesora del Dpto. de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.

A partir de 2013, tras las protestas de Gezi, comenzó de manera más descarada ese giro autoritario, que se hizo más evidente después del intento de golpe de Estado de 2016 y el cambio constitucional de 2017 a un sistema presidencialista que concentraba todos los poderes en la Presidencia de la República. Los estatutos de su partido limitaban a tres los mandatos como primer ministro, por lo que tras pasar por ese puesto Erdogan se presentó a la presidencia y realizó un referéndum para cambiar el sistema político turco y que el poder lo ostentara su nuevo puesto.

"Se pasa entonces de una democracia efectiva a un autoritarismo competitivo, porque existe una verdadera oposición dentro de Turquía, pero es una competición que se enfrenta de manera desigual al partido en el poder", dice Rodríguez.

El giro autoritario de Erdogan en la segunda década de los 2000 irá de la mano de un discurso mucho más nacionalista. "Se enfoca en la cuestión kurda y también en un creciente discurso religioso e islamista que, de hecho, lo estamos viendo en los principales socios de la coalición electoral con los que va a las urnas. Son en su mayoría candidatos de partidos de ultraderecha, nacionalistas e islamistas", apunta la profesora de la UAM.

Economía y anticorrupción para desbancar a Erdogan

Para Senén Florensa, director general del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) y exembajador representante permanente de España ante Naciones Unidas, durante su trayectoria, "Erdogan se contradice un poco a sí mismo" y "eso ahora le está pasando factura" con las nuevas generaciones. "Al principio se presentaba como el único capaz de construir una democracia musulmana, pero luego los últimos años la dirección ha sido la contraria", dice Florensa. Desde el año 2008 el opositor Kemal Kiliçdaroglu ha denunciado decenas de casos de corrupción en los que estaban implicados mimebros del AKP y la oposición acusa a Erdogan de haber aglutinado mucho poder.

Tras el intento de golpe de Estado de 2016 por parte del Ejercito (garante histórico del laicismo del Estado), aprovecha no solo para purgar a este estamento, sino que también lo hace en la judicatura, la diplomacia y a administración. "Se quitó del medio a decenas de miles de personas", asegura el director del IEMed. Esta deriva autoritaria "le ha pasado factura incluso con votantes tradicionales", reconoce Florensa, que apunta también al fin de la bonanza económica  y la inflación de casi el 50% que vive el país.

La oposición acusa a Erdogan de haber desbocado la inflación con su política de reducir los tipos de interés para fomentar el gasto, la producción y el empleo. La lira turca se encuentra en mínimos históricos y el paro en el 22,5%. "No sacrifiquéis a vuestro líder por la cebolla y la patata", ha dicho el actual presidente durante un mitin, en referencia a la situación actual.

Además, en febrero de este año un terremoto en el sur del país dejó más de 50.000 muertos. Muchos fueron los que auguraron que la criticada gestión de la ayuda a las víctimas y las denuncias de corrupción urbanística en las licencias para crear esos edificios sin la necesaria estructura antisísmica iban a entrar en el debate público de cara a las elecciones. Erdogan ha tratado de convertir el desastre a su favor, prometiendo edificación, echando la culpa a constructores y afirmando una entrega rápida de viviendas, asegurando que solo él puede garantizar la reconstrucción de la zona.

Por otro lado, la oposición no se ha ensañado especialmente en este tema. "El terremoto no está siendo uno de los grandes ejes de campaña para atacar al Gobierno. Está saliendo sobre todo en cuanto a cuestiones logísticas, ya que en torno a dos millones de personas desplazadas van a tener complicado votar", afirma Carmen Rodríguez.

¿Temor a que no se reconozcan los resultados?

A pocas horas de las elecciones Erdogan ha comparado las votaciones de este domingo con el intento de golpe de Estado de 2016. "Si es necesario, al igual que en la noche del 15 de julio, defenderemos nuestra independencia y nuestro futuro, incluso con nuestras vidas", ha dicho.

Todas las encuestas apuntan a que perderá las elecciones, lo que no está claro es si la oposición llegará en la primera ronda al 50% necesario o se necesitará una segunda vuelta. Erdogan ha dicho que "no renunciará a servir a su país" y la oposición teme que si el resultado es ajustado el actual mandatario no reconozca los resultados. Esto ya ocurrió en 2019, cuando perdió la alcaldía de Estambul en favor del CHP. El presidente acabó forzando la repetición de las elecciones, aunque acabaría pariéndolas por más margen.

En uno de los últimos actos de campaña, Kiliçdaroglu ha pedido a sus seguidores que salgan a votar sin preocuparse y que confíen en la medidas que han tomado para defender la limpieza de las elecciones. El líder de la Alianza Nacional cree que vencerá en la primera vuelta y ha reclamado a sus seguidores que sean comedidos en la celebración, ante la posibilidad de que grupos violentos partidarios de Erdogan provoquen disturbios.

"Es una gran ocasión en la que puede haber un cambio importante", reconoce Senén Florensa. Este domingo una Turquía dividida decidirá entre dos proyecto completamente diferentes, en unos comicios que, sin duda, marcarán la historia del país. 

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