Hay historias que son tan intensas como breves. Y una de ellas estuvo marcada por el amor que los actores Meryl Streep y John Cazale se profesaron hace ya medio siglo, cuando se conocieron entre focos y guiones. Empezaron admirándose en lo profesional y terminaron adorándose en lo personal. Y así habrían podido estar, quizás, durante el resto de su existencia, pero la vida del actor terminó demasiado pronto. 

Cazale, intérprete de reparto que con solo cinco películas -El padrino, La conversación, El padrino II, Tarde de perros y El cazador, todas nominadas al Óscar- consiguió apuntar a lo más alto de Hollywood, falleció en 1978 a los 42 años a causa de un fulminante cáncer de pulmón. Por aquel entonces se encontraba trabajando en El cazador, película en cuyo reparto se encontraba Streep: compañera, amiga y también amante.

Ambos artistas se conocieron en el rodaje de Medida por medida, cuando Cazale se quedó prendido de la artista. Tanto fue así que, poco después de coincidir, el actor acudió corriendo a su amigo Al Pacino para hablarle sutilmente de sus sentimientos. "¿Sabes? He conocido a la mejor actriz de la historia. Trabajo con ella", le dijo. 

Ambos se llevaban 14 años de edad -ella tenía 27 y él 41-, pero se complementaban a la perfección. Eran apasionados y ambiciosos, dos puntos fuertes de su carácter que prefirieron alimentar juntos en el momento que decidieron compartir el mismo techo. 

Poco tiempo tardaron en descubrir que se habían enamorado, por lo que la intérprete, galardonada este miércoles con el premio Princesa de Asturias de las Artes, hizo las maletas y se fue a vivir al apartamento de su pareja, con la que empezó a trabajar, además, en El cazador. El destino les deparaba una mala noticia a ambos. En especial, a Cazale.

El actor empezó a sentirse indispuesto. Agotado, vomitaba sangre y sentía un enorme malestar. Un tiempo después, llegó el diagnóstico: padecía un cáncer de pulmón que estaba en fase avanzada. La noticia dejó devastada a la actriz, que, entonces, propuso grabar antes de tiempo todas las escenas en las que el artista aparecía. Si fallecía, habría que volver a rodar todas sus secuencias y el coste sería demasiado alto. 

El equipo accedió, y así se llevó a cabo. "No he visto casi nadie tan devoto a alguien que está muriendo", decía Al Pacino en Descubriendo a John Cazale, documental de Richard Shepard estrenado en 2009 sobre la trayectoria del actor. 

"Verla en ese acto de amor por ese hombre fue inconsolable. Lo más sorprendente era ver que Meryl estuvo con él, a su lado, durante toda la enfermedad. Cuando vi a esa chica allí con él pensé que eso es lo importante para mí. Por muy buena que sea en su trabajo, es lo que veo cuando pienso en ella. Ese momento, eso es lo que recuerdo", explicaba.

Finalmente, el 12 de marzo del 78, el actor falleció, lo que causó un inmenso dolor en la actriz de Memorias de África, fue incapaz de pisar de nuevo el apartamento donde tantos momentos vivieron. De hecho, en cuanto su hermano le propuso mudarse al estudio de un amigo, la actriz no dudó en marcharse allí.

Se trataba de la casa del escultor Don Gummer, del que después, casualidades del destino, terminó enamorándose. Ese mismo año, en septiembre, se casaron, aunque el recuerdo de Cazale sigue vivo. Así lo definía la artista en el mencionado documental: "No he conocido a nadie como él. Destacaba en él su singularidad, su humanidad, y la curiosidad que le despertaba la gente".