"Tenemos derecho a vivir en nuestras casas con la máxima dignidad", ha afirmado este miércoles Pere Mariné, miembro de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), en el marco de un acto en plena calle contra la contaminación acústica en el espacio público. Ha tenido lugar en la plaza George Orwell de Ciutat Vella, con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Ruido, y ha servido para reclamar al Ayuntamiento que actúe "contundentemente" para evitarlo.

La acción vecinal, que ha consistido en realizar un minuto de silencio y leer un manifiesto, no ha contado solo con el apoyo de las más de 100 entidades que agrupa la FAVB. También han participado organizaciones como SOS Triángulo Golfo, STOP Concerts o la Plataforma de Afectados por la Contaminación Acústica y la Masificación de Acontecimientos (PACAME), entre otras.

Se han podido ver pancartas con lemas como 'Basta de ruido. Queremos Dormir', 'Somos los gruñones contra el ruido' o 'Esta noche no dejaré dormir a los vecinos. Nadie me lo impedirá. Soy un turista'.

MIQUEL TAVERNA

Los vecinos han achacado la contaminación acústica al tráfico y, sobre todo, al ocio nocturno y las terrazas, y han asegurado que la "mesa ciudadana" contra el ruido que puso en marcha el Ayuntamiento "no ha servido para nada", en palabras de Asun, de la asociación vecinal del Casc Antic.

Por su parte, Mariné ha matizado que algunas de las medidas que ha impulsado el Consistorio, como por ejemplo el avance del horario de cierre de las terrazas en zonas tensionadas acústicamente, son "bienvenidas y ayudan". Sin embargo, ha dicho que "faltan otras mucho más sencillas", dirigidas a hacer cumplir las "leyes" referentes al ruido.

Este, ha subrayado, no solo provoca "molestias" a los vecinos, sino que también "tiene una afectación en la salud", pues se relaciona con patologías diversas como la demencia, los ictus, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, la depresión o la ansiedad, entre otras.

"El ruido mata", ha afirmado Jordi Andolz, vecino de la Font de la Guatlla y miembro de la PACAME, que ha añadido: "No queremos que Barcelona sea la discoteca de Europa". 

Andolz se ha quejado de los eventos musicales que se organizan en el Poble Espanyol, de los "botellones" cercanos a la zona y de que hay "libertinaje". "El ocio es un derecho, pero no puede pasar nunca por delante del derecho fundamental al descanso", ha dicho.

Desde la organización Alerta Poble Sec, Carme Madrigal se ha quejado de las "grandes concentraciones de personas alrededor de bares y locales nocturnos del barrio", donde abundan los "pisos turísticos". En la calle Blai, ha apuntado, hay unas "240 mesas" de terrazas y "2.000 o 3.000 personas todo el día". 

También ha denunciado que la montaña de Montjuïc, que "debería ser un regalo para los vecinos", se ha convertido en "otra fuente de ruido" porque el Ayuntamiento organiza allí eventos con música al aire libre y pirotecnia. Además, ha mostrado su preocupación ante el hecho de que el Barça, "con 60.000 espectadores", vaya a jugar temporalmente en el Estadi Olímpic mientras duren las obras en el Camp Nou.

"Estamos hartos de luchar contra algo que, lejos de menguar, cada día va a más", ha afirmado Madrigal, que ha acusado a las administraciones de  ser "cómplices de la pesadilla de los vecinos" y de no cumplir con "su deber".

Teresa Picazo, de la asociación de vecinos del Gòtic, ha pedido "vacíar" la zona de "bares, turistas, 'skaters' y botellones", mientras que Marité Alonso, de la Plataforma Carrers i Places de Gràcia, ha asegurado que allí "día tras día la situación va empeorando". "El espacio público que debería ser para los vecinos se ha convertido en una especie de parque temático", ha lamentado.

Alonso, además, ha denunciado que a diario en Gràcia se superan los decibelios permitidos. Para evitarlo, ha reclamado limitar el número y la duración de las celebraciones en la vía pública, avanzar el horario de cierre de bares musicales, sancionar a los locales que incumplen sistemáticamente o dotar a la Guardia Urbana de los recursos necesarios.

Por su parte, Jerónimo Lorenzo, de SOS Triángulo Golfo, ha criticado que en el Poblenou sufren una "violencia acústica continuada" por culpa de los "botellones, el incivismo, el alboroto y los gritos". Ha dicho, asimismo, que se sienten "ninguneados" por el Ayuntamiento, que según ha apuntado, no les apoya.

Desde STOP Concerts, Enric Navarro ha reclamado que se trasladen a otro lugar los festivales musicales que se organizan en el Fòrum o que estos acaben como muy tarde a las 22 horas y tengan un "máximo de dos escenarios".

Jordi Badia, de SOS Enric Granados, ha denunciado que en esta calle "de unos 900 metros" hay "112 licencias de terrazas y unos 114 edificios de viviendas", por lo que sufren "exceso de ruido desde hace más de 14 años". Badia ha pedido que a los locales que cometan infracciones graves se les retiren los permisos o no se les renueven.

Preguntado por el video que el Gremio de Restauración dedicó a los vecinos "gruñones", Mariné ha lamentado que se haga "burla" de su salud. "Pensamos que el responsable tendría que dimitir", ha indicado.

El manifiesto

El manifiesto que han leído los vecinos apunta que "por primera vez", en el Día Mundial de Concienciación sobre el Ruido, se han unido "múltiples organizaciones sociales de todo el Estado" -2.600 entidades con alrededor de 1.300.000 socios, según la FAVB-.

"Queremos hacer un llamamiento a las instituciones públicas y entidades privadas para que -unas, desde sus competencias y otras, desde sus idearios- se comprometan en la concienciación sobre los efectos nocivos que generan la exposición al ruido y la contaminación acústica a corto y largo plazo", reza el texto.

También recuerda que "la Unión Europea, a partir de 2002 (Directiva 2002/49/CE), dio instrucciones a los países miembros para tomar medidas al respecto". "España promulgó la Ley 37/2003 de 17 de noviembre del Ruido, y posteriormente los Reales decretos de desarrollo", sigue, y añade que en Cataluña existe "la Ley 16/2002 del 28 de junio de protección contra la contaminación acústica". "El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a España en varias ocasiones", continúa.

El manifiesto critica que el exceso de ruido es contrario a "derechos constitucionales como el derecho a la intimidad personal, a la inviolabilidad del domicilio, a un medio ambiente adecuado, a la integridad física, a la libre elección de domicilio y a la salud".

También señala que en España "se cifran más de mil defunciones prematuras y cuatro mil hospitalizaciones al año, el origen de las cuales está relacionado con la exposición al ruido".