Rebeca Marín Periodista y escritora
OPINIÓN

Las tontas y los listos, como las rosquillas

La actriz y cantante Sara Montiel.
La actriz y cantante Sara Montiel.
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La actriz y cantante Sara Montiel.

Se cumplen diez años de la muerte de Sara Montiel. Una artista que trabajó con Burt Lancaster, James Dean o Gary Cooper y de la que se enamoraron personajes como León Felipe, Miguel Mihura o Hemingway. Una mujer más, en la historia, de la que se dijo que su belleza había conquistado a hombres tan brillantes como el nobel Severo Ochoa. Etiquetas que ya habían soportado otras como Marilyn Monroe con Arthur Miller o Lee Strasberg.

Las tontas y los listos, como las rosquillas. Porque ya supondrán que, en una relación de dos, unas ponen el cuerpo y otros la mente, unas la teta y otros la tarjeta, unos el cerebro y otras to lo negro. Puede parecerles ordinario, pero si hablamos de ofender, quizá habría que haberles preguntado a ellas, o a ellos, que siendo tan brillantes se permitiesen estar con alguien solo por esa frivolidad efímera que es la belleza. La primera española en triunfar en Hollywood sin hablar una sílaba en inglés o la actriz mejor pagada del mundo. Logros que requerían de algo más que de guapura. Diez años después, todavía no he encontrado, en el nutrido mundo de las etiquetas parejiles de la historia, a la mujer brillante con el hombre objeto.

Quizá la venganza de Sara fue encontrar el amor, al final de sus días, en un hombre mucho más joven que ella, el cubano Tony Hernández. Pero ni siquiera entonces la inteligente era ella. Era la mayor rica con el joven listo que se aprovecha de la pobre anciana.

Sara nunca fue anciana ni pobre y no se aprovecharon de ella porque nunca se dejó, porque eso es lo que hacen las mujeres listas y libres, las que no admiten etiquetas ni tutelas, ni de listos ni de tontos, ni de derechas y tampoco de los hombres de izquierdas.

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