Los cruceros enfrentan a Colau y al Govern: la Generalitat rechaza la reunión que Barcelona pidió para limitar su llegada

  • Para el Ayuntamiento, son "un síntoma de la masificación turística" que no quiere en la ciudad.
  • El Puerto de Barcelona asegura que "el problema de la contaminación no son los cruceros".
Imagen del crucero MSC Bellissima amarrado en el puerto de Barcelona, el mismo día en que se busca a una persona desaparecida tras caer al mar.
Cruceros amarrados en el puerto de Barcelona.
ACN
Imagen del crucero MSC Bellissima amarrado en el puerto de Barcelona, el mismo día en que se busca a una persona desaparecida tras caer al mar.

Indignación en el gobierno municipal de Ada Colau en Barcelona porque la Generalitat ha rechazado una comisión que le solicitó el Ayuntamiento para abordar poner límite a la llegada de cruceros a la capital catalana. La teniente de alcaldía de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, ha explicado este jueves que ella misma realizó la petición a través de una carta, a la que respondió ayer la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, que dijo que "no creían necesario" el encuentro.

Sanz ha detallado que pidieron debatir sobre cuántos cruceros puede asumir la ciudad "prioritariamente" en la temporada alta, que empieza en mayo y finaliza en octubre. Vilagrà, para justificar que no veía necesaria la reunión, señaló que ya está previsto un encuentro del Puerto de Barcelona "sobre la sostenibilidad de los cruceros". Sin embargo, Sanz ha criticado que esta reunión solo servirá para que "vengan las empresas a explicar cuáles son las soluciones innovadoras y tecnológicas que están desarrollando para poder abordar los criterios de sostenibilidad en el mundo de los cruceros". "Esto no nos sirve ni de lejos", ha dicho.

"La ciudad, lo que está pidiendo al Govern, que es el competente y fija quién lidera el puerto, es que establezca un espacio de debate con el Ayuntamiento donde esté el puerto y el Estado, que forma parte de su consejo de administración, para poder abordar de una vez por todas el límite de cruceros", ha apuntado Sanz.

La teniente de alcaldía ha lamentado que "en mayo llegarán 400.000 cruceristas" a Barcelona y que a partir de ese mes, en "días concretos habrá 25.000". "Necesitamos que todas las administraciones impulsen medidas que sitúen límites a este tipo de turismo que no deja beneficios económicos, genera molestias y mala convivencia y es un síntoma de la masificación turística que no queremos para nuestra ciudad. Es un modelo caduco, obsoleto, que no es del siglo XXI", ha apuntado. 

Sanz ha reclamado, asimismo, "que la Generalitat no eche balones fuera" y no traslade la responsabilidad al puerto, que "representa sus intereses".

El puerto desvincula contaminación y cruceros

El presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó, aseguró que "el problema de la contaminación no son los cruceros" en la infraestructura, ya que son las naves más modernas que llegan al enclave.

Lo dijo este miércoles durante su comparecencia ante la Comisión de Territorio del Parlament para informar sobre los objetivos de su presidencia al frente de la infraestructura.

Salvadó explicó que otro tipo de barcos como los petroleros y los graneleros son más antiguos y generan más emisiones. "Los cruceros son las embarcaciones más modernas y más eficientes ambientalmente de las que llegan", dijo.

Anunció, asimismo, su voluntad de constituir un consejo para la sostenibilidad de los cruceros que permita gestionar las externalidades negativas que producen los cruceristas y maximizar las positivas.

Respondió de este modo a las preguntas de la diputada de la CUP Montserrat Vinyets, que pidió esclarecer los proyectos para reducir el impacto de este turismo en Barcelona, y al representante de los Comuns David Cid, que ha reclamó limitar el número de cruceristas a un máximo de 10.000 al día.

Sobre el impuesto a las emisiones a los grandes buques que está estudiando la Generalitat, Salvadó explicó que es una figura fiscal compleja que no existe en ningún otro territorio de Europa.

Alertó de que debe ser un "impuesto razonable" y que debe evitar la deslocalización de la llegada de buques, ya que, según él, un barco procedente de China tiene muy pocos problemas para cambiar de puerto de llegada.

En este sentido, se mostró favorable a la propuesta de gravar con un euro cada tonelada de emisiones, que el Parlament aprobó en 2017, y contrario a subir esta tasa a 3,5 euros por tonelada.

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