Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

Negreros

La bandera de Cataluña
La bandera de Cataluña.
EUROPA PRESS
La bandera de Cataluña

Los catalanes no somos un pueblo elegido, incontaminado y perfecto. Compartimos con otros pueblos del planeta vicios y virtudes, esperanzas y frustraciones. Aquí, como en cualquier otro país del mundo, ha habido y hay sinvergüenzas, corruptos, gentes de bien, pensadores, músicos y poetas. Somos un colectivo humano, entre mil, con su historia y sus banderas. 

Somos tan parecidos a los demás que no deja de sorprenderme la marimorena que se ha montado tras la emisión, en el programa 'Sense ficció' de TV3, del documental ‘Negrers. La Catalunya esclavista’. Algunos miembros de la ANC y un buen número de adictos al insulto vía Twitter, han osado acusar a la televisión pública catalana de favorecer el autoodio. Creo que yerran. Intentar ocultar que en Cataluña hubo familias con apellidos ilustres que se enriquecieron traficando con esclavos es un dislate. 

Todos sabemos que una parte de la historia económica de Europa se ha escrito en otros continentes comerciando con seres humanos. Todos sabemos también que sin el dinero de aquellos negreros, por ejemplo, nuestro patrimonio arquitectónico sería escaso. 

A más de uno de los críticos con el documental les convendría una dosis del principio socrático “conócete a ti mismo”. Fue Platón quien difundió la frase, recordando la necesidad de mirar dentro de uno mismo antes de aventurarse. Lo narrado en 'Sense ficció', desgraciadamente, es extensible a otros países y comunidades de nuestro entorno. Ocultar la verdad nos hace culpables, asumirla más libres.

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