Se apagan las luces sobre el público. Un rojo tenue inunda el escenario y la música empieza a sonar mientras actrices y actores aparecen en escena. Arranca la magia del teatro. Tu mente y tu alma se dejan llevar por el humor, el arte y la emoción de una vivencia que te cambiará algo por dentro. Esta vez se trataba de Experiencia Davos, un espectáculo de improvisación teatral producido por Oxfam Intermón que se estrenó en Madrid el pasado 31 de enero.
Explicar qué es el Foro Económico Mundial de Davos, por qué Oxfam Intermón está allí presente desde hace 10 años, y cuáles son las preocupaciones y soluciones políticas de este año, es un reto complicado. Si las principales propuestas están además en un tema complejo como es la fiscalidad justa, pues la dificultad se vuelve peliaguda. Y eso pese a que, como dice mi compañera Susana Ruiz, "Tax is sexy". Por eso, apostar por el teatro como motor de cambio social es un acierto tremendo. Si además se juega con el humor y la ternura, pero sin restar ni un ápice de profundidad al tema, el éxito está asegurado.
El teatro tiene un poder inigualable para contar de otra manera el grave problema de la superconcentración de la riqueza que tenemos. Desde 2020, el 1% más rico se ha llevado el 63% de la riqueza global producida en el mundo. Mientras, la pobreza extrema en el mundo se ha incrementado por primera vez en 25 años. La desigualdad se dispara y hay que actuar de manera urgente. Necesitamos promover relaciones socioeconómicas sanas a través de un sistema fiscal justo donde paguen más quienes más tienen (Tax the Rich). Ya basta de relaciones tóxicas.
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