Pocos usuarios dejaron el coche en casa, pero a cambio conseguimos una buena dosis de caos ciudadano que nos recordó que la capacidad de las cosas para enredarse es siempre sorprendente. Admitámoslo: Bilbao no es Los Ángeles y aquí se puede caminar y llegar a cualquier parte sin demasiado esfuerzo.

Pero tenemos mentalidad de nuevos ricos y vivimos pegados al volante, aunque no haya necesidad. Pensando en ello recordé unos consejos que dio Aristóteles Onassis para lograr el éxito. El naviero recomendaba mantener un aspecto bronceado, vivir en un edificio elegante (aunque sea en el sótano), dejarse ver en restaurantes caros (aunque sólo se tome una copa) y si se pide un préstamo, pedir mucho.

Onassis olvidó hablar del coche, quizá porque él se inclinaba hacia los yates, pero quién sabe si hubiera aconsejado sacarlo a todas horas para poder llegar volando a cualquier atasco.