Charles, el hijo de los príncipes herederos al trono de Luxemburgo, Guillermo y Stéphanie, ha sorprendido con una actitud muy diferente a lo que su agenda oficial tiene acostumbrados a sus súbditos. Y es que la familia ha reaparecido para visitar una residencia de ancianos en Esch-sur-Alzette, la segunda ciudad del país, donde el pequeño ha sido el foco de todas las miradas.
Lejos de la seriedad de los compromisos reales, el pequeño Charles, de dos años, encandiló a todos los residentes y periodistas con su naturalidad. El pequeño, a los brazos de sus padres al comienzo, fue poco a poco cogiendo confianza hasta acabar por su propia cuenta.
El principito se convirtió en el protagonista absoluto consiguiendo hacer suspirar a los ancianos que le hacían carantoñas y jugaban con él como si de su propio nieto se tratase. Algo que al niño, lejos de asustarle, pareció encantarle por la sonrisa que en todo momento mostró.
El príncipe Charles es el primogénito de los príncipes herederos. Fruto de los ocho años del matrimonio real, seguirá con la dinastía real, convirtiéndose en monarca tras su padre. Más cercano a su coronación será el nacimiento de su hermano, cuyo sexo aún se desconoce. Stéphanie, la futura reina del país, dará a luz en abril.
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