Rechazo internacional inmediato y unánime al asalto del Congreso en Brasil. También lo hizo, aunque horas después y de forma tibia, Bolsonaro, a quien los golpistas pretenden devolver a la Presidencia por la fuerza. Otros dirigentes ultras condenaron la acción con alegatos en favor de la paz, pero son los mismos políticos que alentaron las acampadas ante los cuarteles exigiendo una asonada militar contra Lula y en favor de su líder. Idéntico a lo que hizo Donald Trump hace dos años en Washington, agitar la mentira y el odio, tirar la piedra y esconder la mano.
OPINIÓN10.01.2023 - 06:18h
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