Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Su hamburguesa, gracias

Imagen de archivo de un restaurante de la cadena McDonalds.
Imagen de archivo de un restaurante de la cadena McDonalds.
EP
Imagen de archivo de un restaurante de la cadena McDonalds.

McDonald's va a dar ese paso que tanto temen muchos trabajadores y que muchas empresas no se atreven a dar. Va a abrir su primer restaurante sin trabajadores al otro lado del mostrador. Lo va a hacer en Fort Worth, una ciudad de casi un millón de habitantes en el estado de Texas. Quien entre en el establecimiento no verá, por tanto, a nadie, nadie le dará los buenos días o las buenas tardes, no le sonreirá cuando escuche su pedido, no le recomendará cuál es el mejor postre si se ha quedado con hambre, ni tampoco le deseará un buen día cuando se vaya. Solo le atenderán máquinas. Máquinas que, según ha dicho la compañía, podrán ser más eficientes a la hora de ejecutar los pedidos y de agilizar las comandas. Y aquí es donde han saltado las alarmas y, por tanto, la polémica. ¿Realmente será más eficaz la inteligencia artificial?, ¿será más eficiente cuando en el pedido alguien intente modificar parte de los ingredientes, de la cantidad, de las intolerancias…? La compañía asegura que sí.

En el comunicado que ha emitido dice que este restaurante será el conejillo de indias, el restaurante piloto de una forma de atender el negocio que servirá para ajustar costes y para ofrecer un mejor servicio, un servicio "más rápido y fácil". Dice que de esta forma el personal de cocina, el único que mantendrá la mano de obra humana en el restaurante, podrá ser más ágil a la hora de elaborar los pedidos.

El gran dilema con toda esta revolución es cuánta mano de obra se va a perder

A nadie se le escapa que esto va de números, de costes, de quitarse gastos en personal para invertirlo en máquinas que no cuestionarán nada de las políticas de la empresa, que no pedirán días libres ni tampoco tendrán un coste en seguridad social. En esto ya hay quien pide que las empresas empiecen a cotizar por todas esas máquinas que van a sustituir la mano de obra humana. Un debate que habrá que abordar si más empresas toman el camino que ha anunciado McDonald's.

El gran dilema con toda esta revolución que ya está aquí es cuánta mano de obra se va a perder, cuántos puestos de trabajo desaparecerán y cuántos se crearán. Las cifras son apabullantes: de aquí a 2025 se destruirán 75 millones de empleos, pero, por el contrario, se crearán 133 millones de funcionalidades nuevas. Todas aquellas tareas que se puedan hacer de manera mecánica serán sustituidas por máquinas y esos empleados que se queden fuera del mercado laboral, podrán aprender habilidades nuevas. Esa es la promesa. De momento, en la propuesta que acabamos de conocer está por ver qué harán con todos esos empleados de los que van a prescindir. Hablan de eficacia en el negocio, pero nada de los empleados que se van a ir a la calle. La revolución, de momento, es para la cuenta de resultados de la empresa, pero no para los trabajadores.

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