Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

No me estropeen la porra

Neymar se duele de su tobillo derecho durante el debut de Brasil ante Serbia en el Mundial de Qatar.
Neymar se duele de su tobillo derecho durante el debut de Brasil ante Serbia en el Mundial de Qatar.
EFE / EPA / LAURENT GILLIERON
Neymar se duele de su tobillo derecho durante el debut de Brasil ante Serbia en el Mundial de Qatar.

Hace doce años que se concedió el Mundial a Catar. Era el momento para haberse quejado. La coherencia es una amiga exigente que llama por teléfono a casa de tus padres. Ahora se pone. El mundo en el que nos toca vivir es una gran superficie de incoherencias en el que cada uno llena el carro con lo que más le conviene. Es más fácil pelearse con los tuyos que ponerle el cascabel al gato. Miren las noticias.

Llevamos tiempo asumiendo culpas que no nos corresponden: culpas culturales por lo que hicieron nuestros antepasados, culpa por lo que hacen otros que comparten nuestra raza, sexo, creencias, ideas políticas, lugar de nacimiento o barrio de residencia, culpa por la contaminación y por el mundo que dejaremos a nuestros hijos. Culpa por todo. Algunos se quejaban de la culpa judeocristiana. Esa, por lo menos, tenía solución. Así que, si me lo permiten, no asumo la culpa de ver el Mundial de fútbol. Muy al contrario, lo estoy disfrutando.

Lo estoy disfrutando porque lo veo con mi familia y porque los mundiales pueden ser un recuerdo esencial, una forma de querer a los tuyos y de sacarle el jugo a la vida, volver a ser niño y divertirse. Lo estoy disfrutando también porque estoy en una porra espectacular. Me la recomendó un amigo y entré con mi familia después de confeccionar una serie de pronósticos tirando de calculadora. Mi equipo va regular, pero tenemos fe en la remontada. Todo se articula en un grupo de whatsapp y el organizador es una máquina. Manda actualizaciones al terminar cada partido y puedes ver cómo vas en una tabla de resultados exhaustiva. Aunque no lo conozco, imagino qué tipo de persona es el organizador y lo admiro profundamente.

No asumo la culpa de ver el Mundial de fútbol. Muy al contrario, lo estoy disfrutando.

En la porra hay respeto, camaradería y buen humor. Nadie te pregunta de dónde vienes. La porra del Mundial es la legión. Nos fiamos de la autoridad, obedecemos, bromeamos y nos divertimos, pero vamos todos a una. A veces, hay sugerencias para mejorar la porra de la próxima Eurocopa. Somos ya una entidad con proyectos de futuro. Alguien ha sugerido un premio para el que vaya primero al terminar la primera ronda de partidos. Ha dicho que sería “como la línea en el bingo”. Poesía.

Estoy muy ocupado empujando a los equipos del mundial para que hagan lo que conviene a mi porra. No me vengan con remilgos de novicia, ni con una moral barata de chocolate de comercio justo con sabor a tierra y déjenme ver el Mundial en paz. Si quieren, otro día hablamos de lo que hacían los responsables de asignar el Mundial los meses previos a la decisión, del silencio de los gobiernos y las asociaciones que deberían tener voz y están calladísimas, del activismo intermitente y de muchas otras cosas. Será otro día porque hoy estoy pendiente de un Túnez-Australia en el que me juego media vida. No me estropeen la porra.

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