Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

No todos dicen te quiero

Especial Informativo de Ángel Martín del pasado jueves 17 de noviembre.
Especial Informativo de Ángel Martín del pasado jueves 17 de noviembre.
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Especial Informativo de Ángel Martín del pasado jueves 17 de noviembre.

Es bueno cambiar de opinión. El proceso lleva su esfuerzo y promete siempre un aprendizaje mientras se pasa en soledad por un desierto en el que se viven las fases de crisis, orgullo, exaltación, negación, duda, claridad, admisión, formulación y expresión pública. Hoy llego a esta última fase en mi impresión personal sobre el cómico Ángel Martín. He cambiado de opinión y ahora me lo creo y me parece un buen tipo.

He contado con la ayuda involuntaria de dos personas a las que apenas conozco. Hablé una vez con una de ellas en la vida real y nos seguimos en las redes. Pasado un tiempo, escribió en Twitter que yo debería conocer a un tercero. Le hice caso y no me arrepiento. Hay cultura, música, respeto, educación y algunas obsesiones pintorescas que confirman el talento. Este tipo escribió ayer un mensaje de apoyo al nuevo camino profesional de Ángel Martín, un mensaje sincero y cálido. Era para mi una recomendación suficiente.

Vi el vídeo de Ángel Martín en el que explica su nuevo proyecto y encontré algunas ideas que me terminaron de convencer. Lo primero es la construcción desde la debilidad. El autor de Por si las voces vuelven enseña las cartas, quizá porque ha llegado a un sitio que no esperaba, pero tiene la valentía de contar su problema y con eso se iguala al lector, baja del púlpito involuntario y ridículo que construyen la televisión y la popularidad y se pone a la altura de cualquiera.

Los elegidos saben encontrar belleza y bondad en lugares insólitos.

Otro argumento que me terminó de convencer fue la opinión sobre Twitter y las redes. Ángel Martín se opone a la queja, dice que se baja del carro de la idea de que todo en las redes es un vertedero. Explica cómo ha encontrado gente que merece la pena, personas de verdad que saben escuchar, compartir y disfrutar. Es una reflexión fundamental para los que nos dedicamos a sacar el jugo ácido de la necesidad de llamar la atención en este costumbrismo digital. Los elegidos saben encontrar belleza y bondad en lugares insólitos.

Y el punto definitivo que me he acabado de creer es la capacidad de decir “te quiero”, más allá del título de una película. No me lo hubiera creído hace un tiempo, pero me recordó a Pablo, un amigo cocinero que dedicó sus últimos años al café y que nos decía mucho “te quiero”. Pablo tuvo una enfermedad grave y falleció hace un tiempo. Me di cuenta entonces de que cuando te lo decía, lo hacía en serio, aquello era auténtico. He sentido lo mismo con el “te quiero” de Ángel Martín. Su nuevo proyecto será un éxito, aunque el verdadero éxito ya lo tiene. 

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