OPINIÓN

Ficción y realidad

'The Crown', temporada 5
Imagen de la temporada 5 de The Crown.
Netflix
'The Crown', temporada 5

Contra todo pronóstico, y bien que lo lamento, porque esperaba su estreno con impaciencia, no he conseguido engancharme a la última temporada de The Crown.

Las expectativas eran muchas porque los hechos que se relatan están muy cercanos en el tiempo y todos tenemos imágenes e información fresca en la memoria de lo que ocurrió en esos años tan convulsos en el seno de la familia real británica, que se saldaron con tres divorcios y el incendio del castillo de Windsor en lo que la reina calificó como annus horribilis.

Los ingleses son maestros en recrear series históricas, muy bien realizadas, que cuentan siempre con una adecuada ambientación, a lo que hay que sumar unos magníficos actores capaces de dotar con nueva vida a los personajes que interpretan.

Algo perfectamente legítimo y habitual, pero que esta vez no termina de convencer

Así ha sido en las temporadas anteriores de esta serie en las que el prestigio se unía a los altos índices de audiencia, algo que no siempre resulta fácil de alcanzar. Esta vez, no. Empezando por los actores y el desacertado casting

La prensa inglesa, sobre todo los tabloides sensacionalistas, acostumbra a tratar sin muchos miramientos a la familia real y no duda en destapar escándalos y sacar a la luz informaciones comprometidas para sus miembros. En televisión es menos frecuente, pero esta vez los responsables de The Crown han tenido que defenderse de acusaciones alegando que la serie es una dramatización ficticia.

Una ficción basada en hechos reales. Algo perfectamente legítimo y habitual, pero que esta vez no termina de convencer. Habrá que darle una nueva oportunidad a la próxima y, previsiblemente, última temporada.

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