Borja Terán Periodista
OPINIÓN

'¿Qué (diablos) es España?': el documental de Gabilondo sin Gabilondo

Cartel del documental de Gabilondo en Movistar Plus
Cartel del documental de Gabilondo en Movistar Plus
Movistar Plus
Cartel del documental de Gabilondo en Movistar Plus

¿Qué (diablos) es España? Con esta pregunta, Iñaki Gabilondo se despide de la televisión. La peliaguda cuestión se la ha lanzado a diferentes referentes de la sociedad en un documental de Movistar Plus. "Decir España no es muy fácil, para algunos está prácticamente vetado, para otros lo eluden con determinados tipos de cintas oblicuas, "este país, etc" y algunos otros lo mencionan como quien lanzara una piedra". Así, Gabilondo inicia el programa que dice ser su adiós televisivo. Con su voz, con su reflexión, con su honestidad crítica, sobre espectaculares imágenes aéreas de una España diversa, luminosa y contradictoria. 

Y empieza el documental, y el documental empieza a perderse. De hecho, cuesta quedarse pegado a su relato. Un ir y venir de personajes respondiendo a Qué diablos es España con dificultad para salirse del tópico, que ya sabemos y que tan bien plasma la propia introducción de Iñaki. Quizá se ha optado por demasiados rostros mediáticos y se echan en falta personas que, desde el estudio social, se salgan del pronosticable discurso basado especialmente en el privilegio del status social y la teatralización de posicionamientos políticos habituales. Predecible, vamos.

Por momentos, el espacio recuerda a aquel embajador que preguntó de sopetón a una miss "¿qué sabes de mi país, de Rusia?" Y ella contestó, excelentemente, "pues es un país donde vive gente maravillosa". En aquel contexto de denigrante examen entre desfiles de estereotipos de belleza, el señor no merecía otra respuesta. Tenía que ser también un topicazo.

En Qué diablos es España la estética también gana a la palabra. Brillante la fotografía que envuelve las excelentemente elegidas localizaciones con las que intenta realizar un retrato nacional el programa. Las escenografías, a medio camino entre costumbrismo y ciencia ficción -vamos, lo que es España-, están muy bien jugadas, pero en un programa con Gabilondo el espectador desea ver más la lucidez de Gabilondo. Aquí, casi y sobre todo, se le ve asintiendo a personas que, en gran parte, seguro saben menos del país que él, curtido en una extensa trayectoria dónde ha estado allí donde periodísticamente había que estar. Perturba aún más al ser la despedida del periodista. Encima el programa termina sin un apoteosis emocional, sólo él caminando con varios invitados hacia algún sitio que no se logra mostrar.  ¿Qué diablos es España? ¿Gente hablando sin ponerse muy de acuerdo?

El documental no atrapa porque no consigue ir hacia ningún lugar narrativo y no termina por aportar demasiado más allá del reflexivo prólogo del propio Iñaki Gabilondo. Después, el espacio se pierde en pensamientos confusos que ya sabíamos y no termina narrando una historia cuando Gabilondo representa a la historia reciente de España. Quizá habrá que intentar hacer otra entrega escuchándole más a él y no sólo viéndole asentir con la cabeza.

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