Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

Rufián

El portavoz en el Congreso de ERC, Gabriel Rufián, en una imagen de archivo.
El portavoz en el Congreso de ERC, Gabriel Rufián, en una imagen de archivo.
EFE/Juan Carlos Hidalgo
El portavoz en el Congreso de ERC, Gabriel Rufián, en una imagen de archivo.

Si nada se tuerce, Gabriel Rufián será designado este fin de semana el candidato de ERC a la alcaldía de Santa Coloma de Gramenet. 

Dicen que al republicano no le hace demasiada gracia sumergirse en el mundillo municipal y que ha puesto como condición, para aceptar el encargo, mantener su escaño en el Congreso. Políticamente, Rufián se lo debe todo a Junqueras. Fue el presidente de ERC quien facilitó su incorporación a las listas republicanas de las elecciones generales. El diputado sabe que contradecir la estrategia que su partido ha trazado, para abrirse paso en el Área Metropolitana, sería un suicidio político. 

Rufián ha aceptado, a regañadientes, lanzarse en paracaídas sobre la ciudad que le vio nacer. Nada que objetar al respecto si los republicanos andan escasos de recursos humanos. En la jerigonza política se considera ‘paracaidista’ todo candidato que es colocado en una demarcación o localidad en la que no ha realizado ninguna actividad política. 

En Santa Coloma se van a contraponer, además de programas, dos estilos de intervención en la política. Rufián es el paradigma del golpe de efecto, de la provocación, la frase ocurrente y el espectáculo mediático. La alcaldesa Núria Parlón es todo lo contrario. Su gestión y proyección pública se caracteriza por la eficacia, la seriedad y la discreción. Ella atesora mucha sabiduría municipalista y una buena gestión; él, la capacidad de llamar la atención y explotar los puntos débiles del adversario. El contraste está servido.

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