La muerte de Mahsa Amini ha logrado galvanizar a miles de iraníes a través del dolor y la empatía con protestas por todo Irán, que se han saldado ya con una quincena de muertes por la violencia policial.

Las manifestaciones y condenas comenzaron tímidamente el viernes tras conocerse la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el velo y se han ido extendiendo, cada vez mayores, en más puntos del país y más violentas. Amini murió tres días más tarde en un hospital donde llegó en coma.

La Policía de Irán calificó la muerte de Mahsa Amini como "un incidente desafortunado" y afirmó que es falso que la joven fuese "golpeada" bajo custodia tras ser detenida por no llevar bien el velo.

Pero, desde entonces, más y más mujeres iraníes se están filmando desafiantemente cortándose el cabello y quemando sus hijabs en solidaridad con Amini.

Varios vídeos en redes sociales muestran también a las mujeres en las calles quitándose los pañuelos obligatorios y en sus domicilios desafiando los códigos de vestimenta del régimen.

"Estas protestas están motivadas por el dolor, no por meros agravios. El dolor ha abierto el camino a una movilización nueva y más amplia", explica en un artículo el analista Esfandyar Batmanghelidj.

Así, personas de diferentes entornos y clases sociales se han unido a las protestas, expresando una "solidaridad" que manifestaciones anteriores no lograron. Los jóvenes, y en especial las mujeres, lideran las manifestaciones que estos días sacuden más de 20 ciudades, pero también hay muchas personas mayores.

"Incluso los desfavorecidos, que son conservadores, cuestionan porque se tomaron esas medidas contra Mahsa Amini, pero no se aplican las leyes de la moralidad en los centros comerciales de lujo del norte de Teherán", explica el académico. 2Este es el motivo por el que la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial ha provocado la indignación que ha unido a la clase media y a los menos privilegiados", asegura.

Hasta ahora ni la represión policial, que está usando materiales antidisturbios; ni las promesas del presidente, Ebrahim Raisí, de que se investigará la muerte de Amini; ni el envío de emisarios del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, a la familia de la fallecida parecen suficientes para poner fin a las protestas. 

Durante días se ha repetido las protesta en al menos 20 ciudades, con escenas de violencia por parte de las fuerzas de seguridad.

Las autoridades iraníes han confirmado la muerte de 17 personas. El número de heridos ronda los 500.