El grupo que cuida a las mujeres rescatadas de la trata: "Pasan de víctimas a supervivientes"

  • El centro Mariana Pineda del Ayuntamiento de Madrid es el primer recurso para mujeres liberadas de la explotación.
Varias mujeres pasean por una calle.
Varias mujeres pasean por una calle.
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Varias mujeres pasean por una calle.

Alrededor del mundo hay más de 2.4000.000 víctimas de trata, algunas de ellas acaban en Madrid. Poder llegar a las mujeres víctimas de trata y explotación sexual no es una tarea fácil, conlleva largas intervenciones policiales y cuidadosas operaciones que hacen que sea un proceso lento y complicado. La red municipal cuenta con una unidad móvil que recorre las calles y los distintos escenarios de la ciudad de Madrid con presencia de prostitución, como clubs, ciertos bares e incluso casas donde se encuentran retenidas. Y establecen contacto con ellas. 

Mujeres esclavizadas que conviven con la culpabilidad y muchas veces no son capaces de reconocerse como víctimas. Por ello en estas intervenciones los operarios van ganando su confianza hasta que están preparadas para dar el paso y salir de ahí. El estigma de la explotación, la situación administrativa en la que se encuentren y el idioma pueden ser algunos de los motivos por lo que para la víctima es difícil definirse a sí misma.

"El concepto de víctima solo lo tratamos al principio, luego desaparece y hablamos de supervivientes. Son mujeres que tienen un montón de fortalezas que se enganchan a la ayuda, al apoyo y al trabajo que se hace con ellas", comenta Manuela, parte de la Dirección General de Políticas de Igualdad y Contra la Violencia de Género del Ayuntamiento de Madrid. Cuando son rescatadas se pone en marcha una red de protección que vela por su seguridad. Son trasladadas al Centro de Emergencias Mariana Pineda para víctimas de trata y explotación sexual: el Ayuntamiento de Madrid inauguró este centro en 2019 convirtiéndose en el primero a nivel municipal.

El centro de emergencia acoge a las víctimas y les aporta una atención inmediata y accesible. Manuela aclara: "No tienen identidad porque se la han robado. Les quitan el pasaporte y les roban todo, hasta la identidad". Una vez llegan a ese centro, se realiza una evaluación y un acompañamiento durante su estancia por un equipo multiprofesional que cuenta con un área social, jurídica y psicológica. En muchas ocasiones las mujeres pueden venir acompañadas por hijos o hijas menores a cargo, por ello también disponen de psicología infantil, ya que también son víctimas de la trata.

"Para las mujeres es un efecto disuasorio que no se les admita en centros con sus hijos y que tengan que desprenderse de ellos para poder ocuparse de sí mismas", relata Manuela. Estas situaciones ponen en riesgo también a esos menores y la red ha podido contemplar esta necesidad de las víctimas que también son madres o tienen menores a cargo. “Muchas de las mujeres que pasan por el centro tienen a cargo menores, como mucho tienen 3 añitos. Nosotras en este centro permitimos menores de todas las edades”, explica Manuela.

El centro de emergencia puede acoger hasta 15 mujeres que residirán en sus instalaciones por 15 días hasta que son trasladadas a otro centro y comienzan una nueva fase: la fase de estabilización. El trabajo en esos primeros días de contacto es primordial. Las mujeres no confían en nadie y en muchas ocasiones no son capaces de identificarse como víctimas. “Crear un vínculo con las víctimas es esencial al principio”, comenta una de las psicólogas del centro.

La trata no tiene un perfil determinado. Son mujeres de todas las nacionalidades, edades y circunstancias las que piden ayuda cada día a través del teléfono 900 102 640, que está disponible 24 horas, 365 días al año. Una línea gratuita que permite a la ciudadanía, a las entidades y profesionales, y a las propias víctimas pedir ayuda o alertar de estas situaciones de vulnerabilidad. El número de llamadas recibidas en línea 900 durante 2022 suma un total de 114. Después de esta primera etapa de contención de la emergencia, comienza la etapa de estabilización. En esta fase pueden ir asentándose y tomando contacto con ellas mismas y con su nuevo entorno. 

Poco a poco van recibiendo apoyos, información y acompañamiento. Un espacio que les permite decidir por ellas mismas qué hacer con su situación: seguir un tratamiento, solicitar alojamientos de larga estancia o cubrir otras necesidades básicas. "Si necesitan un alojamiento de larga estancia protegido, contamos con casa Pandora. Es una estancia en la que pueden estar un año o más si lo necesitan. Somos bastante flexibles", relata Manuela. Dentro de esta segunda fase muchas víctimas no se sienten capaces de volver a una plena autonomía, por esta razón el programa las prepara paulatinamente para que dar ese paso final no sea tan complejo. “Ellas viven ya casi como si estuvieran en plena autonomía, pero en un alojamiento donde están pendiente de ellas y si tienen un problema pueden recurrir a los profesionales de referencia”, explica Manuela.

Las paredes del Centro de Emergencia Mariana Pineda guardan historias desgarradoras de mujeres víctimas de trata y explotación sexual. Una lacra que se intenta controlar y derribar desde las administraciones publicas y asociaciones. "La mujer es el centro, todo gira en torno a sus necesidades y cómo superar sus experiencias traumáticas vividas. Es importante que acompañemos a estas mujeres en el transcurso. Son muy fuertes y capaces, no nos olvidemos de eso", relata una de las psicólogas del centro de emergencia.

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