Carlos III lleva poco más de una semana como rey de Inglaterra y ya tiene dos anécdotas que se han hecho virales: sus problemas con las estilográficas a la hora de firmar documentos.

El pasado fin de semana, el rey se mostró impaciente e irritado ante la presencia de un pequeño estuche con plumas en la mesa en la que firmó su aclamación como monarca en el palacio de St. James.

Días después, el problema surgió en Irlanda del Norte, dentro de su gira por las home nations. Firmando el libro de visitas del castillo de Hillsborough, sede oficial del Gobierno del Ulster, se manchó la mano de tinta: "Por Dios, odio esta pluma. ¡No puedo soportar esta maldita cosa! ¡Lo hacen cada puñetera vez!", se quejó.

Ante estas anécdotas, el pasado viernes en Cardiff, Gales, cuando el rey saludaba a los súbditos que se habían dado cita en la catedral de Llandaff, una fan quiso tener un divertido detalle con el monarca.

Carlos III estaba saludando cuando una mujer alargó la mano para entregarle un bolígrafo: "Por si acaso", dijo la mujer, ante la hilaridad de las personas que la rodeaban, llegando incluso a aplaudir.

El propio rey se tomó con humor el regalo de la mujer y reaccionó no solo riéndose, sino que aceptó el presente. De cualquier modo, Carlos firmó en el libro de visitas de la catedral de Llandaff con su propia pluma, para evitar cualquier problema anterior.