Irene Navarro Presidenta de AMMDE (Asociación Multisectorial de Mujeres Directivas y Empresarias)
OPINIÓN

¡Dios salve al rey!

Carlos III se dirige a la nación tras ser proclamado rey en el palacio de St. James.
Carlos III se dirige a la nación tras ser proclamado rey en el palacio de St. James.
GTRES
Carlos III se dirige a la nación tras ser proclamado rey en el palacio de St. James.

"Os serviré con lealtad, con respeto y con amor". Esta es la promesa que hace el rey Carlos III del Reino Unido en su recién inaugurado reinado. Así debe ser y esta es la razón de que los monárquicos creamos en la Institución. Por estos monarcas que tienen interiorizado que un rey o una reina han de estar al servicio de su pueblo y de su país y a ello se dedican, debiendo ser un ejemplo de entrega y responsabilidad.

La reina Isabel II ha fallecido con la corona puesta, trabajando y cumpliendo con sus obligaciones hasta el último momento. Ella era y seguirá siendo un ejemplo de amor a su país y de profesionalidad.

No me cabe duda de que esta puesta a disposición de su pueblo, por parte de los monarcas, es lo que hace que los países que tienen una monarquía como forma de gobierno sean más libres, más prósperos, más seguros y más fiables.

La lealtad a su país, el respeto a sus ciudadanos y el amor incondicional a su patria es probable que sea la mejor oferta que se puede hacer al recibir el legado de la Corona británica.

Como reina y como mujer, Isabel II ha sido impecable, su dedicación absoluta y su acierto casi pleno. La continuidad de este buen hacer es deseable y esperada y, seguramente, a ello dedique todo su esfuerzo el ya rey Carlos III del Reino Unido.

Por esa interiorización de los reyes de saber que están al servicio público; porque tienen una visión a largo plazo y su estrategia no es la siguiente legislatura; porque la preparación y la experiencia les hace ser prudentes, respetuosos y sensatos; y porque aseguran la unidad de la nación y son la mejor representación institucional, es una suerte que contemos con una institución tradicional y cercana con intereses superiores y que, además, realiza una importante labor de moderación y consenso.

En el discurso de Carlos III la las palabras más repetidas son: servicio, compromiso, responsabilidad, respeto y valores.En España nuestro rey es,asimismo, depositario de una tradición de servicio público y su poder moderador y de representación tienen un valor inestimable. Así nuestro país, al igual que el Reino Unido de la Gran Bretaña, se constituye como monarquía parlamentaria cuya legitimidad y apoyo parece hoy incontestable. La continuidad de la institución de La Corona en nuestros dos países, Gran Bretaña y España, está además asegurada con dos sucesores que están siendo preparados y orientados en este mismo sentido de servicio público.La princesa de Asturias y el príncipe de Gales representan un horizonte prometedor en cuanto a responsabilidad y dedicación. Por todo ello con satisfacción, tranquilidad y esperanza en el futuro podemos decir : ! Dios salve al rey!

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