OPINIÓN

Una reina para la historia

La familia real británica posa en una foto de familia, en 1951, con sus dos hijos mayores, Carlos y Ana.
La familia real británica posa en una foto de familia, en 1951, con sus dos hijos mayores, Carlos y Ana.
GTRES
La familia real británica posa en una foto de familia, en 1951, con sus dos hijos mayores, Carlos y Ana.

El suyo ha sido el reinado más largo de la milenaria historia británica. Educada para separar los caprichos personales del deber, Isabel II, Reina del Reino Unido de Inglaterra y de Irlanda del Norte, Jefe de la Commonwealth, fallecida ayer a los 96 añosantepuso siempre sus obligaciones con la Corona a cualquier otra consideración.

Cuando falleció su padre el Rey Jorge, Isabel, que entonces tenía veinticinco años y era madre de dos hijos, asumió con firmeza y determinación el papel que el destino le tenía reservado. Durante más de setenta años ha llevado con dignidad el peso de la Corona y ha encarnado a la perfección la imagen que la monarquía representa para su pueblo.

Cumplidora y meticulosa con las rígidas normas de protocolo, supervisó minuciosamente los detalles de su propio funeral que quedaron recogidos al detalle para ser aplicados “cuando cayera el Puente de Londres”, nombre en clave de la operación que debería ponerse en marcha en el momento de su fallecimiento.

Cumplidora y meticulosa con las rígidas normas de protocolo, supervisó minuciosamente los detalles de su propio funeral

Respetada y querida por su pueblo, que la consideraba la figura más popular del país, por encima de todo fue siempre la Reina y así actuó con su propia familia, que ha sido la que más problemas y disgustos le ha causado a lo largo de su vida.

Esposa enamorada, supo mirar para otro lado cuando así convenía a los intereses de la Corona. Su marido, siempre leal pero no siempre fiel, fue su fortaleza y su guía como reconoció desolada cuando falleció el Príncipe Felipe. Juntos afrontaron no solo problemas de Estado sino duras circunstancias personales que pusieron a prueba la fortaleza de su reinado y de su matrimonio.

Aunque en los últimos meses su salud se había resentido obligándola a restringir sus apariciones públicas y a adaptar el protocolo a sus necesidades, siempre se mantuvo firme al timón. Con un fino sentido del humor rechazó recientemente un premio que le concedieron como "oldie del año" alegando que no se sentía tan mayor y que por tanto no creía merecerlo.

En estos años Isabel II ha visto pasar a siete papas, ha sobrevivido a siete obispos de Canterbury y ha despachado con dieciséis primeros ministros de su Gobierno. Su largo reinado es ya un legado para la Historia.

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