Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

La casa de los secretos

El FBI se llevó aproximadamente doce cajas de la redada de la residencia del expresidente Donald Trump en Florida, según confirmó una de las abogadas del político republicano a medios estadounidenses.
El FBI se llevó aproximadamente doce cajas de la redada de la residencia del expresidente Donald Trump en Florida.
El FBI se llevó aproximadamente doce cajas de la redada de la residencia del expresidente Donald Trump en Florida, según confirmó una de las abogadas del político republicano a medios estadounidenses.

El registro realizado por el FBI en la suntuosa Mansión a Lago, residencia de vacaciones y fines de semana que el expresidente Donald Trump pose en Palm Beach (Florida) se ha confirmado como la nueva casa de los grandes secretos. La noticia tiene destellos de cuento infantil, pero los hechos demuestran que se trata de uno de los mayores escándalos delictivos de la política actual.

En la inspección llevada cabo por el FBI, que ya en su momento despertó duras críticas de los seguidores más fanáticos del expresidente, se encontraron dosieres variados de altos secretos oficiales, que tendrían que mantenerse bien guardados hasta decenas de años, y Trump, en una demostración más de su calaña, se llevó cuando abandonó su despacho en la Casa Blanca.

Se trata sin duda de un hecho delictivo sin precedentes, agravado por el contenido de algunos documentos que incluyen asuntos militares sobre la seguridad nacional e internacional. En ellos están planes e informaciones relacionadas con la producción y utilización de las bombas atómicas que tanto atemorizan a la opinión pública.

Ya estos años de presidencia de Trump despertó preocupación que las claves para la utilización de esas armas estuvieron en las manos de una persona que con tanta frecuencia daba muestras de actitudes viscerales y desquiciamiento emocional. Y si entones era preocupante, mucho peor sería ahora en que ya no está sometido a los controles legales y campea su visceralidad y ambición por el país en busca de su reelección.

El registro de la mansión parece que responde exclusivamente a una iniciativa del FBI que cuando dio un paso tan arriesgado, seguro que ya contaba con informaciones bien fundadas de que algo se ocultaba antes de poner en marcha una iniciativa de semejante magnitud. Ahora todo está en manos del fiscal general que allí goza del máximo poder y prestigio. Trump, en su línea habitual de mentir y negar la evidencia ha afirmado que es parte de la campaña de desprestigio y que todo está dentro de la Ley.

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