Cuando Letizia Ortiz se convirtió en princesa de Asturias –y años más tarde en reina de España– descubrió pronto que en su nueva vida no todo era color de rosa. Las obligaciones y responsabilidades adquiridas implicaban también renuncias personales y una sobreexposición mediática que excedía en mucho a la que hasta esos momentos había vivido como periodista de televisión.
La reina cumple con rigor y eficacia sus obligaciones oficiales y pocas veces se la ha visto lamentarse en público, pero en una ocasión, en el verano mallorquín y rodeada de cámaras, se le escapó ante una reportera: «¿Pero tú crees que esto son vacaciones?». Desde el primer momento, intentó mantener frente a viento y marea sus días de vacaciones privadas libres de compromisos oficiales, en un destino desconocido lejos de la prensa y fuera del foco de los paparazis.
"se le escapó ante una reportera: ¿Pero tú crees que esto son vacaciones?"
Hasta ahora ha conseguido mantenerlos en un difícil equilibrio que combina los días de descanso de Mallorca, en los que no faltan los actos oficiales y los obligados posados, con esas escapadas secretas que tanto añora y que le permitirán sin duda relajarse sin sentirse observada.
Hacer durante unos días lo que te da la real gana: eso sí que son buenas vacaciones válidas para reyes y plebeyos. Qué menos que tomarnos un respiro ante el amenazante otoño que nos espera.
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