OPINIÓN

El tiempo que nos agobia

Los peregrinos descansan en un río en Ribadiso, Arzúa, para escapar de la ola de calor.
Los peregrinos descansan en un río en Ribadiso, Arzúa, para escapar de la ola de calor.
EFE/ Lavandeira Jr
Los peregrinos descansan en un río en Ribadiso, Arzúa, para escapar de la ola de calor.

Si tenemos que hablar de lo que realmente nos importa, estos días hablemos del tiempo: del calor que nos agobia, del drama de los incendios que asolan campos, destruyen casas, arrasan montes y se cobran vidas.

Vale que es verano y en verano lo habitual es que las temperaturas suban y pasemos calor. Hasta ahí, bien. Como todos los años. Pero los indicadores miden nuevos récords y eso lo admiten hasta los más descreídos objetores del cambio climático. Los expertos vaticinan que las olas de calor y las temperaturas extremas han venido para quedarse y hay que prepararse para ello.

La Comisión Europea se ha puesto las pilas y, más que el calor del verano, empieza a preocuparle el frío del próximo invierno. Porque una cosa, como se sabe, va con la otra. Toca ahorrar y prepararse para lo peor. Un 15% de ahorro energético es el objetivo inmediato.

Las tensas relaciones con Rusia y la posibilidad real de un corte de suministro en el gas, que amenaza con dejarnos tiritando, han incentivado la puesta en marcha de un plan que contempla, entre otras medidas, que el aire acondicionado en edificios públicos y centros comerciales no baje de 25 grados. Para el invierno las indicaciones son que la calefacción no pase de los 19.

Me parece una medida sensata. No me quejo. Soy de clima cálido, así que con los veinticinco grados me apaño muy bien. Cuando llegue el invierno ya veremos

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