Melisa Tuya Redactora jefe de '20minutos'
OPINIÓN

No nos volvamos locos con lo 'dogfriendly'

Una mujer paseando a su perro en un centro comercial.
Una mujer paseando a su perro en un centro comercial.
EP
Una mujer paseando a su perro en un centro comercial.

Hoteles, casas rurales y campings 'dogfriendly'. Fantástico, nos facilitan pasar nuestras vacaciones en compañía de toda nuestra familia, sin tener que dejar atrás a los miembros peludos en residencias o con canguros. Restaurantes o playas 'dogfriendly'. Genial también para compartir nuestro ocio diario con ellos, para verles disfrutar corriendo por la arena en un estallido de alegría pura. Medios de transporte 'dogfriendly'. Otra idea a aplaudir porque, más allá de las vacaciones, hay gente en grandes ciudades que si no tiene coche tampoco tiene otra manera de desplazarse con su perro al veterinario o al parque en el que poder pasear horas felices. Y mejor moverse en Cercanías o en el Metro que tirar de coche en cualquier caso. Hacer 'Dogfriendly' oficinas de Correos, centros comerciales, tiendas de barrio...  pues puede venir muy bien para aprovechar y hacer algún recado durante nuestros paseos, dado lo ajetreado de nuestras vidas modernas, y también es de agradecer que abran sus puertas a los canes, normalizando su presencia y su importancia. 

Pero nos estamos pasando de frenada. Lo 'dogfriendly', lo 'petfriendly', se está convirtiendo en un reclamo en muchos casos absurdo. Tanto por parte de los propietarios como por el lado de las empresas. Coger a tu perro y meterlo en el cine, ya sea sentado a tu lado o en un bolso, no es nada 'friendly' con el 'dog'. Un entorno así, a oscuras, con el sonido a todo trapo, no sería el plan que elegiría ningún perro. Llevártelo a un centro comercial que está hasta la bandera a pasar dos horas de tienda en tienda o meterlo en un garito lleno y ruidoso para tomarse unas cañas con los colegas, puede llegar a convertirse para un perro en el infierno en la tierra. Aprenden a soportarlo por nosotros, pero ni hay necesidad ni lo disfrutan.  

Llevártelo a un centro comercial que está hasta la bandera puede llegar a convertirse para un perro en el infierno en la tierra

Hace tiempo, en los parques de Disney y Universal de Orlando, tuve la oportunidad de ver bastantes perros de soporte emocional haciendo su trabajo de acompañamiento. Es otra película, porque no son simples mascotas, pero os aseguro que no vi disfrutando a ninguno de esos canes, ni en las colas de las atracciones, ni dentro de ellas, ni en los masificados restaurantes y mucho menos durante los espectáculos nocturnos. 

¿Dónde son felices mis perras y yo con ellas? En parques por los que pueda soltarlas para jugar sin molestar a nadie; en playas en las que disfrutar viéndolas correr libres por la arena o bañándose en ríos y pantanos o de excursión por los magníficos jardines de los castillos del Loira. ¿Cuándo me ha venido bien que me pudieran acompañar? En el tren, en mi farmacia de toda la vida o en restaurantes estando de vacaciones.   

Por suerte, la mayoría de los propietarios tienen el suficiente sentido común y empatía como para no hacérselo pasar mal a sus perros sin necesidad. Llevo veinte años escribiendo sobre animales de compañía. He cubierto, por ejemplo, la apertura del Metro de Madrid a los perros. Pese a las críticas y temores de muchos, estas medidas no se han traducido en conflictos. Los hay que imaginaban perros sueltos corriendo por los pasillos subterráneos. No ha sido el caso. Tampoco veremos con frecuencia canes en entornos que les abrumen sensorialmente o que no les aporten nada. Nuestro deseo de contar con la compañía de nuestros no debería nunca estar por encima de su bienestar.

Melisa Tuya
Redactora jefe de '20minutos'

Soy periodista en '20minutos' y escritora. Coordinadora de 'Capaces' y 'Animaleros'. He ganado el premio Tiflos 2019 de la Once por el reportaje 'La otra vuelta al cole, la de los niños con discapacidad y enfermedades crónicas'; fui ganadora española y finalista europea en 2012 del Health Prize for Journalists de la Comisión Europea; Premio Blasillo al Ingenio en Internet en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca en 2008 y Premio Huella de Oro en dos ocasiones al Periodista más comprometido con la protección animal de la Asociación Nacional de Amigos de​ los Animales. Como escritora tengo tres libros publicados: la novela de ciencia ficción Galatea (Lapsus Calami, 2014); el ensayo Tener un hijo con autismo (Plataforma, 2017) y Mastín y la chica del galgo (2019) a beneficio íntegro de la Fundación Amigos del Perro.

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