El director de escena Àlex Ollé renovará la ópera 'Norma' de Bellini llenando el escenario del Gran Teatre del Liceu con 1.200 crucifijos, una obra que cierra la temporada 2021-22 del coliseo operístico barcelonés.
Grandes intérpretes como las sopranos letona Marina Rebeka, la búlgara Sonya Yoncheva y la debutante tarraconense Marta Mathéu encabezan los repartos bajo la dirección musical del maestro venezolano Domingo Hindoyan en las representaciones de este clásico del bel canto que tendrán lugar del 18 al 31 de julio.
En esta 'Norma' "reimaginada", en palabras del director artístico del Liceu, Víctor García de la Concha, "se explica la verdad de Norma de una manera diferente".
Àlex Ollé, artista residente del Liceu, escenario en el que ya dirigió la aclamada 'Pelléas et Mélisande' de Debussy, ha mantenido íntegramente esta propuesta de 'Norma' que estrenó en 2016 en la Royal Opera House de Londres.
"Inicialmente, cuando piensas en 'Norma' ves galos, druidas y romanos, y te viene a la memoria Astérix y Obélix, pero para esta historia planteamos un escenario de guerra, a pesar de que nuestro interés es humanizar a esa gran sacerdotisa, que es la protagonista", ha explicado este martes Ollé en rueda de prensa.
Según Ollé, en esta ópera "aparecen temas como la castidad, el celibato, la procesión, el temor a Dios, y la obra incluye muchos elementos relacionados con la religión, utilizada no solo para aglutinar a un pueblo, sino desde el punto de vista del fanatismo religioso".
El director catalán atavía a los personajes con "elementos simbólicos del catolicismo" como capirotes, botafumeiros, crucificados y mantillas" para "criticar el fanatismo religioso", sin que quiera ello decir, advierte Ollé, que se considere las religiones como fanáticas.
Para ilustrar ese fanatismo religioso Ollé y el equipo de escenografía han recurrido al "simbolismo de la religión católica, mezclado con la estética de los grupos más radicales y de extrema derecha, que podría ser identificada como franquista o pinochetista".
Ollé transforma a la sacerdotisa druida original en una líder fanático-religiosa contemporánea ofreciendo nuevos niveles de lectura para la obra en "un grito en contra de la intolerancia y de todo tipo de fanatismo".
La obra pone de manifiesto la "contradicción" que vive Norma, una mujer que quiere escapar de las normas: "Ostenta el máximo poder religioso como sacerdotisa, pero al mismo tiempo, como ser humano, es hija, madre y amante".
A nivel de espacio, hay dos elementos, el bosque, que es el espacio público, el templo, cubierto con 1.200 crucifijos, y por otro, el espacio privado, que es la casa de Norma, diseñados por Alfons Flores.
El vestuario de Lluc Castells mezcla modernidad, liturgia religiosa y estética militar: Las sacerdotisas visten sotanas y los rituales que aparecen en escena son claramente identificables con una especie de eucaristía deformada, como si una secta fundamentalista hubiera tomado el control del dogma oficial.
La obra no es solo un reto para la protagonista, que ha tenido ilustres intérpretes en el pasado como Maria Callas o Montserrat Caballé, sino también para la orquesta y el coro, que tienen un papel fundamental en constante diálogo con los solistas.
El Coro y la Sinfónica del Liceu conocen muy bien una obra que han interpretado en 155 ocasiones, la última el 17 de febrero de 2015.
Ollé transforma a la sacerdotisa druida original en una líder fanático-religiosa contemporánea, ofreciendo nuevos niveles de lectura para la obra en "un grito en contra de la intolerancia y de todo tipo de fanatismo"
En las funciones del mes de julio, que estarán precedidas el día 16 de un preestreno exclusivo para un público menor de 35 años dentro del proyecto #LiceUnder35, participarán también las mezzosopranos Varduhi Abrahamyan y Teresa Iervolino en el rol de la sacerdotisa Adalgisa, rival y a la vez confidente de Norma, y los bajo-barítonos Nicolas Testé y Marko Mimica en el papel de Oroveso, padre de Norma.
Ollé no cambia la psicología de los personajes, pero los sitúa en un ambiente más contemporáneo y todo está "muy bien pensado, desde un simple anillo al vestuario", ha destacado Rebeka.
Piensa Ollé que la representación de esta 'Norma' en Barcelona tendrá una connotación diferente de la que tuvo en Londres, "por la tradición católica de España".
A su juicio, todo se reduce a una reflexión que te asalta al final de la obra: "Te preguntas qué delito ha cometido esa mujer, ¿enamorarse?, ¿tener hijos?".
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