El PSOE andaluz no solo no remonta, sino que toca fondo. En los comicios de 2018, con Susana Díaz de candidata, logró 33 escaños, su peor resultado histórico. Y ahora, cuatro años después, Juan Espadas pierde tres escaños más y establece un nuevo suelo electoral para el partido de Pedro Sánchez.

Muy lejos quedan los resultados socialistas de las primeras elecciones autonómicas de la democracia. Fue precisamente en las primeras, en el año 1982, cuando Rafael Escuredo (que dimitiría en 1984 en favor de José Rodríguez de la Borbolla), logró el mejor resultado histórico del PSOE (y de cualquier partido) en unos comicios andaluces: 66 escaños.

Cuatro años después, Rodríguez de la Borbolla mantuvo una holgada victoria, con 60 escaños, que fue mejorada aún más en 1990 por Manuel Chaves, en la primera de sus seis victorias consecutivas, con 62 asientos.

Desde entonces, el PSOE no volvió a superar ese dato, con dos victorias sin mayoría absoluta (52 escaños en 1996 y 2000), y un último gran triunfo en 2004 con 61 escaños.

Las siguientes citas electorales en Andalucía fueron escalones de bajada sin freno. Los 56 escaños de 2008, la última mayoría absoluta del PSOE, dieron pie a los 50 de 2012 (ya con José Antonio Griñán), los 47 de Susana Díaz en 2015 y los 33 de la misma candidata en los últimos comicios, que fueron el canto del cisne del PSOE como partido en San Telmo, ya que el PP sumó con Ciudadanos y desalojó por primera vez en la democracia a los socialistas.

Ahora, la inapelable victoria de Moreno ha dejado al PSOE con un resultado histórico por lo malo y muchos interrogantes en un partido que durante 36 años era la indiscutible fuerza hegemónica y ahora se hunde.