No lleva 70 años en el trono para que una argucia tan simple vaya a provocarle el más mínimo susto. En la semana en la que comienza el Jubileo de Platino de la reina Isabel II, con el Reino Unido al completo con sus ojos puestos en tan histórico acontecimiento, un hombre ha tenido que ser arrestado por querer ver a la monarca y, para ello, internarse en el Palacio de Buckingham.

Como es obvio por los festejos en la familia real británica, estos días la actividad alrededor del famoso recinto londinense y sus alrededores está en su máxima expresión, tanto de turistas como de cuerpos de seguridad. Ello no quita que pueda suceder algo imprevisible, como lo fue que un hombre aprovechase el preciso momento en que se abren las rejas que rodean la residencia para entrar al patio interior.

Lo hizo, además, por la entrada de los vehículos de The Royal Mews. Es decir, por las caballerizas. Según han informado varios medios británicos, apenas logró caminar entre 3 y 5 metros dentro del recinto cuando un miembro de guardia de la soberana le exigió que se detuviera y explicase por qué estaba allí.

En ese momento se presentó. El intruso responde al nombre de Connor Attridge, tiene 28 años y es originario de East Sussex, uno de los condados más meridionales de Inglaterra. Lo único que siguió a esto fueron las palabras "Quiero entrar; necesito ver a la reina". La seguridad no le dejó pasar.

Attridge, que se señaló un tatuaje en su cara que dice "Truly Blessed" ("Realmente bendecido"), fue detenido tras la corta conversación y acusado de allanamiento de sitio protegido. Según su abogado, el hombre sufre de problemas mentales y que "en verdad no deseaba ir más allá de donde llegó". "A lo sumo, fue insensato", ha declarado su defensa. Además, el informe explicita que no iba armado y que no actuó "con sigilo".

Afortunadamente, la monarca no se encontraba en el Buckingham Palace en ese momento, ya que hoy por hoy y debido a sus problemas de movilidad suele pasar casi todo el tiempo en el Castillo de Windsor.