El Ártico, ¿nuevo 'ring' de la batalla geopolítica? "Quien tiene más que ganar es Rusia porque ya está muy colocada en la zona"

La batalla geopolítica del Ártico.
La batalla geopolítica del Ártico.
Carlos Gámez
La batalla geopolítica del Ártico.

Cuando alguien piensa en el Ártico se imagina hielo, poca gente, animales y, quizás, esquimales. Nada más lejos de la realidad. Va camino de convertirse en el nuevo ring de la batalla geopolítica entre grandes y medias potencias. El Ártico no es un terreno virgen, vacío u olvidado, sino la piedra filosofal del futuro. Canadá, Estados Unidos, Rusia, Dinamarca (con Groenlandia incluida), Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia compiten por ganar cada vez más peso, porque poseen partes de territorio en la región. En total, más de 30 millones de kilómetros cuadrados en veinticuatro husos horarios y cuatro millones de habitantes. Y nada está escrito.

¿Por qué? Porque en tiempos de crisis la zona puede ser una salvación, sobre todo desde el punto de vista energético, pues posee petróleo, gas natural, estaño, manganeso, oro, níquel, plomo y platino. Todo a la vez. En el Ártico pueden faltar muchas cosas, pero desde luego no recursos naturales. Alberga, sin ir más lejos, el 25% de las reservas mundiales, y por eso quien controle la zona será el amo y señor de una buena parte de la geopolítica y la economía a nivel global. No es poco si tenemos en cuenta los tiempos que se avecinan.

Y no solo hay que pensar en los países participantes en la región. China también está al acecho y en 2018 ya presentó una estrategia nacional para el Ártico porque una ruta desde y hacia ese lugar reduciría los tiempos y los costes comerciales para el gigante asiático. Es, tal como lo define el CIDOB, el "escenario geopolítico emergente" que, además, puede terminar por convertirse en un punto clave para una UE despistada en este sentido: tres países que forman parte de la región son también Estados miembros (Dinamarca, Suecia y Finlandia). Los dos últimos además entrarán a formar parte de la OTAN en pocos meses.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, "el impacto del cambio climático está siendo mayor en el Ártico que en cualquier otra parte del mundo. Las temperaturas han subido en la zona el doble de la media mundial de los últimos 50 años", y eso hace que las prioridades cambien. El deshielo conduce casi inexorablemente a la aparición de nuevas rutas comerciales y en los últimos años las oportunidades turísticas también se abren ante la mirada de una región en otros tiempos olvidada. No se trata de encontrar algo que no existía, sino de mirar hacia donde hace no tanto no alcanzaba la vista. Y todos parecen querer su trozo de pastel.

El impacto del cambio climático está siendo mayor en el Ártico que en cualquier otra parte del mundo

La UE, en cambio, va a otro ritmo. En el año 2008 la Comisión Europea presentó una Estrategia para el Ártico que ya parecía anticipar lo que iba a pasar, y la ha renovado por última vez en octubre del 2021, antes de la invasión rusa de Ucrania y de que, por tanto, la competición estratégica se acenturará. Esa actualización, en todo caso, consta de cuatro puntos: la UE mejorará su previsión estratégica, prestando especial atención a los vínculos entre el cambio climático y la seguridad; integrará las cuestiones árticas en su diplomacia exterior y basará su actuación en la cooperación regional. Además, establecerá una presencia permanente en Groenlandia para mejorar nuestra asociación y la visibilidad de las medidas de la UE sobre el terreno.

Tiene claro también que necesita "abordar los retos ecológicos, sociales, económicos y políticos consecuencia del cambio climático y adoptará medidas enérgicas para luchar contra él y la degradación del medio ambiente". Mediante la aplicación del Pacto Verde Europeo, incluido el nuevo planteamiento sobre una economía azul sostenible, y en el cumplimiento de sus prioridades a escala internacional, la UE intentará "mitigar los problemas relacionados con el cambio climático, adaptándose a los mismos y recuperándose de ellos, y ofrecerá soluciones europeas para garantizar unas transiciones verde y azul sólidas". 

Quiere invertir además en materias como educación o sanidad en la zona y buscará "fomentar una transición verde innovadora, en la que las regiones árticas puedan demostrar la posibilidad de una creación de empleo compatible con el futuro en sectores innovadores, y en particular los siguientes: energía neutra en carbono, hidrógeno, industrias extractivas sostenibles, aprendizaje basado en datos, sanidad electrónica, conectividad e infraestructuras, turismo sostenible, tecnologías ecológicas, pesca y agricultura". Y por último, lanza un aviso por lo que pueda suceder: "La UE insistirá en que el petróleo, el carbón y el gas permanezcan en el suelo, también en las regiones árticas".

Astrid Portero, investigadora asociada del European Council of Foreign Relations, explica a 20minutos que "a medida que vaya avanzando el deshielo del Ártico va a ir cambiando la realidad geopolítica. Incluso Estados Unidos va a tener algo que decir seguramente". La realidad, muy compleja con una crisis tras otra, es clara: "La actual escasez en la cadena de suministros y en el comercio mundial va a hacer que cualquier nueva ruta sea una lucha encarnizada", avisa Portero.

Cuando Rusia invadió Ucrania, el Ártico ya estaba ahí

Además, el futuro parece escrito en este sentido. La experta asume que "ya hay países que están anunciando que se están quedando sin petróleo, y por mucho que la UE por ejemplo piense en pasarse a otras fuentes de energía no hay manera de hacer esto de forma lo suficientemente rápida como para que el Ártico no se convierta en un punto clave de la lucha geopolítica y de recursos", sobre todo considerando que "hemos tenido que acelerar la independencia de fuentes de energía rusas".

A corto plazo no creo que la batalla geopolítica se traslade allí porque hay otras prioridades, pero sí a medio y largo plazo

En todo caso, la guerra es un elemento más, pero no necesariamente decisivo en ese giro. "No pienso que haya una relación directa entre la invasión rusa de Ucrania y la situación del Ártico. Rusia ya tiene muchísima presencia en el Ártico y en los últimos años ha ido reforzándola", añade Portero, que ve a Moscú como "quien más tiene que ganar en el Ártico porque lleva muchos años ya colocada en la zona, no para extraer nada" pero sí como maniobra de anticipación para una realidad que parecía destinada a centrarse en ese enclave.

Portero, en todo caso, considera que la mirada sobre el Ártico tiene que ser un poco más larga. "A corto plazo no creo que la batalla geopolítica se traslade allí porque hay otras prioridades, pero sí a medio y largo plazo porque la cantidad de recursos que hay en el Ártico lo va a provocar", sentencia la analista.

Pero el Ártico se ha convertido casi irremediablemente en una especie de patio trasero en el que se ven ciertos estragos de la guerra en Ucrania. Rusia, de hecho, lo ha definido como un "teatro internacional de acciones militares". En el Kremlin hay cierta preocupación: "Vemos cómo aumenta la actividad militar internacional en las altas latitudes. Hay una internalización de la actividad militar", expresó en este sentido el embajador ruso de misiones especiales Nikolái Korchunov. Así, Moscú asegura que la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN "no ayuda a dar estabilidad a la zona". Pero como casi siempre en las relaciones internacionales, esta 'lucha' dejará ganadores y perdedores. Y quien se mueva (o mejor dicho, quien no lo haga), no saldrá en la foto.

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