La sentencia recoge que el progenitor sometió a la víctima a tocamientos de forma sistemática, "prácticamente a diario", en la vivienda familiar desde 2008 hasta octubre de 2014, cuando ella tenía entre seis y 12 años, según informa el TSJCV en un comunicado.
La menor reveló los hechos al ser plenamente consciente de ellos una vez que alcanzó la pubertad y después de que sufriera ataques de ansiedad por los que tuvo que ser hospitalizada en dos ocasiones.
El tribunal condena por tanto al acusado como autor de un delito continuado de abuso sexual a menor de 13 años y le impone, además de cinco años y medio de prisión, seis años de libertad vigilada.
La sentencia también prohíbe al penado aproximarse a menos de 300 metros y comunicarse con la víctima durante diez años y le obliga a indemnizarla con 15.000 euros por los perjuicios ocasionados.
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