ENTREVISTA | Inés Martín Rodrigo, premio Nadal 2022: "La ausencia es una forma muy dolorosa de estar presente"

  • La periodista lanzó en febrero 'Las formas del querer', una novela con la que cierra una etapa creativa y vital.
La periodista y escritora Inés Martín Rodrigo, en una imagen promocional de su libro 'Las formas del querer' (Destino).
La periodista y escritora Inés Martín Rodrigo, en una imagen promocional de su libro 'Las formas del querer' (Destino).
LUCÍA FARAIG
La periodista y escritora Inés Martín Rodrigo, en una imagen promocional de su libro 'Las formas del querer' (Destino).

Las formas del querer (Destino) es la nueva novela de la periodista Inés Martín Rodrigo, ganadora del Premio Nadal 2022. Una obra con la que cierra una etapa no solo creativa, sino también vital. La ficción y la realidad se entremezclan, las palabras sanan, el recuerdo es un homenaje, un aviso de amor, un avance.

Recibir este galardón era un sueño para usted. ¿Cómo se siente? Tengo una sensación de irrealidad muy fuerte, sobre todo teniendo en cuenta que siempre he sido yo la que ha contado el ganador del premio Nadal, y ahora soy la que vive esto en primera persona. Ahora que la novela ya está en librerías y empezando a leerse, empiezo a darme cuenta de que este sueño es de verdad. Lo que me está pasando es maravilloso, y solo acaba de empezar.

¿Dónde lo ha colocado? Lo tengo en una de las librerías de mi casa y está muy bien acompañado, al lado de mis libros de Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute.

Autoras que también obtuvieron este reconocimiento. Compartir espacio con ellas es muy bonito. Son diosas de la literatura, las escritoras que a mí me han configurado no solo como escritora, sino también como persona.

Inició la escritura del libro hace poco más de dos años, pero dice que fue mucho antes. ¿Cómo ha vivido este viaje? Empecé con la novela en marzo de 2019, pero la escritura se transformó con la llegada de la pandemia. Se me reveló la primera persona, la voz de Noray se apoderó de mí y yo me apropié de ella para hacer un ejercicio de introspección. Hice memoria personal y familiar tirando de mis recuerdos, como ella hace en la novela. Simbólicamente, todo empezó tras el fallecimiento de mi madre. Experimenté un dolor terrorífico, la vida se me partió en dos y me agarré a la literatura, a los libros. Conseguí salir adelante, y este trabajo es el cierre de un viaje, un homenaje para ella.

"Cuando murió mi madre experimenté un dolor terrorífico; la vida se me partió en dos y me agarré a la literatura, a los libros"

¿Cuán estrecha es su relación con la protagonista? A Noray la quiero de una forma muy especial y estoy segura de que nunca volveré a querer así a ningún otro personaje que yo cree. Noray no soy yo, pero es cierto que tiene muchas cosas de mí, vivencias compartidas. Por ejemplo, la presencia de la muerte en su vida desde muy pequeña, el trauma, una depresión que deriva en una anorexia… Me he valido de ella para reconciliarme con ciertas partes de mi pasado a las que solamente me podía enfrentar a través de la escritura.

¿Y ahora se siente mejor? Este proceso ha sido muy doloroso, pero ahora soy más feliz. Desde que terminé la novela soy una Inés que se acepta más a sí misma, una Inés que se tolera más, que se permite equivocarse de vez en cuando, fallar, cometer algún error… Y sobre todo una Inés que se quiere más.

La biblioteca de Filomena es lo que motivó a Noray a ser escritora. ¿A usted qué la animó a serlo? Mi madre, que era profesora. El amor por los libros nos influyó a mi hermana y a mí desde que éramos niñas. El primer recuerdo lector que tengo es el de mi madre leyéndonos cuentos. Esa presencia ha sido una constante en mi vida. 

Haciendo alusión al título, ¿cuál es la forma más pura del querer? La más pura no lo sé, pero la más bonita es la amistad, y eso lo tengo cada vez más claro. Tengo amistades maravillosas que me han descubierto que la familia no solo es la que te toca por razones de consanguinidad, sino la que tú te haces. Hay personas que están dispuestas a darlo todo por ti, hasta su vida

"Hay personas que están dispuestas a darlo todo por ti, hasta su vida"

¿Y la peor forma? Si la hay… Supongo que sería la que parte del egoísmo y el egocentrismo, aunque realmente no creo que exista una forma mala de querer. Es decir, si quieres mal, no quieres.

Destaca del libro que no busca la "moralina ni la falsa nostalgia". La nostalgia es un sentimiento, y yo siempre he defendido que debemos sentir lo que queramos. En la novela está presente como un motor narrativo: Noray echa la vista atrás y se mira en el espejo, apoyada en los recuerdos que su abuela le ha ido legando desde su más tierna infancia. Como decía Joan Didion: 'Nos contamos historias a nosotros mismos para poder vivir'.

En la novela también cita a otra autora, Marguerite Yourcenar: "Y entonces, ¿quién sabe? Quizá cuiden de nosotros ciertos recuerdos, como ángeles". Estas palabras recuerdan a cuando Noray decide hablar de sus abuelos en presente, aunque ya no estén. Creo que la ausencia es una forma muy dolorosa de estar presente, pero cuando aprendes a convivir con tus muertos y a tenerlos en tu vida como una presencia buena que te protege, te cuida, te calma, te escucha… la vida es más fácil.

"Cuando aprendes a convivir con tus muertos y a tenerlos en tu vida como una presencia buena que te protege, te cuida, te calma, te escucha... la vida es más fácil"

Usted creció en un pueblo de Extremadura. ¿De qué forma ha influido su niñez en esta historia, donde pesa bastante la presencia de lo rural? Mi infancia en Peraleda de la Mata fue la etapa más feliz de mi vida. Creo que tenemos muy idealizada la niñez, y si la mirásemos de cerca, nos daríamos cuenta de que probablemente no fue tan bonita como la recordamos. Aun así, quería plasmar ese pedacito de mi vida. Antes salías a la calle con total y absoluta libertad, y gracias a eso la imaginación se desbordaba.

inés martín rodrigo

  • Nacida en Madrid en 1983, Inés Martín Rodrigo trabaja desde 2008 como periodista cultural en el diario ABC. Es autora de Azules son las horas (2016), Una habitación compartida (2020) y Giselle (2020). Ha prologado obras de autores como Virginia Woolf o David Foster Wallace. En 2019 fue seleccionada por la AECID en el programa '10 de 30', que cada año reconoce a los mejores escritores españoles menores de cuarenta años. Su último libro, 'Las formas del querer' (2022), alcanzó la tercera edición en su primera semana en librerías, donde llegó el 2 de febrero.

Hay costumbres y refranes que saltan de generación en generación en el libro. Carmen preparaba leche migada y también repetía mucho esta frase: "A una persona se la conoce por cómo pela las patatas". ¿Esto se lo decían a usted?

Efectivamente, esto lo viví yo, y plasmarlo en la novela era una forma de que no se perdiera. Uno de mis mayores temores es el olvido. Lo que no se nombra no existe, y lo que no se cuenta se termina olvidando. Apresar algo con las palabras permite que sobreviva.

"Lo que no se nombra no existe, y lo que no se cuenta se termina olvidando"

Como una especie de diario personal... Para mí escribir es algo terapéutico. Cuando murió mi madre no quería que llegara el momento de olvidar lo que habíamos compartido juntas hasta mis 14 años. Luego fue pasando el tiempo y supe que eso no iba a pasar. Sigue estando presente en mí, y escribir sobre ella me ha permitido retenerla. Ahora me doy cuenta: la escritura es una forma de querer.

Ha logrado cerrar un círculo. Después de esto, ¿qué viene? Vivir el presente, esta realidad de ensoñación tan maravillosa que es el premio Nadal. Estamos obligados a disfrutar de cada cosa bonita que nos pasa. Como decía mi amiga Belén Bermejo [editora y fotógrafa fallecida en 2020], la alegría es nuestro deber diario.

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