Ainhoa fue una de las concursantes más queridas de la quinta edición de Gran Hermano, en 2003. Su fuerte carácter y también su claridad a la hora de decir las cosas que no gustaban, además de no esquivar ningún enfrentamiento, conectaron con la audiencia. Tanto que llegó a estar hasta el tramo final del concurso.

La madrileña, que llegó al reality siendo teleoperadora, se paseó después por diferentes programas de la cadena como A tu lado y Crónicas Marcianas.

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Después, volvió a la casa más famosa de España para participar en GH: El reencuentro, donde exconcursantes tenían que competir por parejas para hacerse con el premio. Allí conoció a Pepe Herrero, ganador de GH 7, y comenzaron una bonita historia de amor que duraría más allá del reality. Sin embargo, tras dos años y medio de relación, pusieron punto final su relación.

Ahora, casi dos décadas después, y tras haber aparecido en muy contadas ocasiones en televisión desde entonces, la vida de la madrileña es totalmente distinta. Según informa la web de Telecinco, Ainhoa hace vida anónima y tranquila como florista, después de montar un negocio de arreglos florales en Fuenlabrada.

Además, hay novedades respecto a su vida más íntima, ya que hace unos meses se casó con Txema, el hombre que conoció hace una década, tras su ruptura con Pepe, y que también es socio en la floristería.

No tienen descendencia, pero sí son dueños de Lola y Pícara, protagonistas de muchas de las entradas que cuelga Ainhoa en las redes sociales.