Pasear por las orillas del río Guadarrama entre Móstoles y Arroyomolinos se ha convertido en una misión imposible. El cauce está repleto de vertidos, electrodomésticos, coches quemados, muebles, restos peligrosos, sacos de escombros y residuos domésticos. Algunos lo han bautizado como el 'Ganges madrileño'. Un descomunal vertedero cercano al conflictivo poblado de Las Sabinas que envenena una zona de máxima protección declarada como Parque Regional y que ha encendido las alarmas de las instituciones y vecinos de la zona.
Los vertidos ilegales han convertido durante años los márgenes del río Guadarrama en un basurero descontrolado a su paso por localidades como Arroyomolinos, Batres, Móstoles, Navalcarnero y Villaviciosa de Odón. Una imagen atroz que ha arrastrado el incivismo de los ciudadanos y la desidia de las administraciones implicadas, incapaces hasta ahora de evitar el terrible daño medioambiental que supone sembrar de muebles viejos, colchones, neumáticos, electrodomésticos o kilos de plásticos zonas de alto valor ecológico enclavadas en el Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama.
"¿Alguien consentiría que el Manzanares a su paso por la capital estuviese así?", se pregunta Manuel, un jubilado que con la voz quebrada se entristece cuando observa el panorama desolador de la zona. "Yo hace años me bañaba aquí y ahora esto es un basurero", añade.
El panorama en la orilla tiene mucho de paisaje después de una catástrofe nuclear. Hay vegetación de ribera que crece entre los huesos y la carrocería de un coche, y hay patos que han hecho de un cubo de basura un hogar. La vida salvaje tiene eso, que se abre paso, y la fauna hace lo que puede en una orilla donde el olor cada vez se hace más insoportable.
La asociación Ecologistas en Acción ha denunciado en varias ocasiones esta problemática. Debido a "la falta de vigilancia y a la desidia de las administraciones en la retirada de dichos vertidos", la ribera de este río, catalogada como máxima protección desde 1999, se encuentra "totalmente degradada", por lo que piden "una mayor vigilancia y una limpieza urgente".
Responsabilidades
Durante mucho tiempo la Comunidad de Madrid, la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y los ayuntamientos afectados por esta situación se han ido pasando la patata caliente del Guadarrama sin asumir responsabilidades. Acusándose unos a otros de quien debería asumir la limpieza de residuos, mientras la acumulación de estos se incrementaba cada día y donde no se acercan ni los niños del poblado chabolista de Las Sabinas, a medio camino entre Móstoles y Arroyomolinos.
Sin embargo, en octubre de 2020 la CHT, el Gobierno madrileño y los ayuntamientos del sur de la región acordaron dar inicio a los trabajos para la retirada de los residuos presentes en el cauce y zonas aledañas del río Guadarrama. Estas acciones están incluidas en el marco de colaboración institucional para poner en marcha el plan de choque acordado por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) que tiene una inversión total prevista por parte de la Confederación Hidrográfica del Tajo de 700.000 euros.
En dicho acuerdo alcanzado en julio por las distintas administraciones se estableció que el Miteco se encargaría de retirar los residuos vertidos al cauce del río y a su zona de servidumbre, cuya titularidad corresponde mayoritariamente a los ayuntamientos. Posteriormente, la Comunidad de Madrid, junto a los ayuntamientos afectados, actuarían en terrenos de vía pecuaria y resto de parcelas municipales, mayoritariamente localizadas en el término municipal de Móstoles, además de participar en las labores de vigilancia y seguridad.
"Resulta imprescindible que estos trabajos de retirada se vean acompañados de las tareas de vigilancia de la zona y control de accesos a la misma, a desarrollar por las administraciones competentes, para de esta forma evitar la aparición de nuevos depósitos incontrolados", indicó el Ministerio.
La solución, dice la consejera de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Paloma Martín, es poner énfasis en "la vigilancia y el control en los entornos" porque “no sirve de nada limpiar el río y los márgenes si vuelven a tirar cosas", en segundo lugar, establecer una serie de medidas para “evitar que entren vehículos”, y concretar una "guía de buenas prácticas de forma conjunta con el sector de la construcción".
Más de 3.000 toneladas de residuos
La CHT, tras ocho semanas de trabajo, dio por concluida el pasado 8 de febrero la primera fase de retirada de residuos en el cauce del río Guadarrama, llevados a cabo a su paso por Arroyomolinos. En total, se retiraron en este tramo varios vehículos arrojados al cauce que equivalen a unas 17 toneladas. También se han extraído unas 60 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, 320 de restos de construcción y demolición que se llevaron al vertedero de Pinto y unas 20 toneladas de colchones que se trasladaron al de Rivas Vaciamadrid.
Una vez finalizados los trabajos en Arroyomolinos, se inició la segunda fase que conllevaba la retirada de basura en el cauce del río a su paso por el término municipal de Móstoles, donde la CHT localizó el mayor volumen de residuos, extrayendo siete vehículos, 110 toneladas de neumáticos y casi 3.000 toneladas de otros residuos.
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