Mikel Erentxun: "Artistas hay con cuentagotas, todos los demás somos artesanos"

  • El músico presenta su último trabajo, 'Amigos de Guardia', un repaso de sus 35 años de carrera donde le acompañan Bunbury, Zahara, Amaia, Amaral, Xoel López o Leiva.
  • "Yo escucho mis discos antiguos y no me gusta mi voz; prefiero la actual", asegura.
El cantante Mikel Erentxun, en 2021.
El cantante Mikel Erentxun, en 2021.
Jorge Paris
El cantante Mikel Erentxun, en 2021.

Las tres de la madrugada. Estás pensando lo que se suele pensar a las tres de la mañana. Coges el móvil. Buscas, marcas, llamas. Te responde quien sabías que estaría ahí. Hablas, habla, cuelgas. Duermes, al fin. Quien contesta esos telefonazos son para Mikel Erentxun (Caracas, 1965) los Amigos de Guardia, el título que ha consagrado para su último álbum, un repaso de sus 35 años de carrera, de Duncan Dhu a su etapa en solitario, de la mano de viejos conocidos (Quique González, Iván Ferreiro, Santi Balmes, Maika Makovski) a nuevos nombres como Ángel Stanich, Amaia o Izaro. Pero avisa: "Esto no es un Grandes Éxitos".

¿Ha mirado atrás... para tomar impulso? Sí. No suelo mirar muchas veces hacia atrás. Mi carrera es la prueba. Son 27 discos en 35 años. No me gusta vivir de rentas ni de falsas nostalgias ni de éxitos del pasado. Siempre hacia adelante. El año pasado se cumplía una efeméride muy redonda y me parecía que podía ser un alto en el camino para reflexionar, tomar nuevos bríos, pensar muy bien qué hacer a partir de ahora. Y este disco es perfecto para tomar oxígeno, para celebrar algo muy bonito y, de paso, limpiar la cabeza y planear el futuro.

Pero sí que hay ahora un boom por la nostalgia. Siempre lo ha habido. Cuando yo empecé en la música estaban de moda los 50; ahora los 80. Es cierto que ahora hay una nostalgia importante y que a mí me ha salpicado de vez en cuando. Y yo no quiero. Aunque como artista nací en los 80, he grabado discos en los 90 y en los 00. Y prefiero que se me juzgue por la obra total, no solo por lo que hice entonces.

¿Siente nostalgia de la juventud? No. Más allá de la edad, porque tener 20 años es una maravilla, con todo por delante, yo he vivido una vida bien vivida, estoy contento y trato de estar en el presente. Tampoco miro el futuro. Desde que tuve una movida con el corazón, en el 2013, no planeo a largo plazo. Aprendí a vivir el presente.

Quizá menos vitalidad ahora, pero más experiencia. Efectivamente. Todo lo que vas perdiendo en estos 35 años, siendo al principio energía e inocencia, te queda ahora como una sabiduría. La balanza se va equilibrando. Ahora escribo mucho mejor que antes, pero he perdido esa frescura inicial. Las frases ya no salen de una manera tan inmediata. Ahora las pienso más, porque casi todo lo que hago me recuerda a algo que ya he hecho. Pero por otro lado ahora tengo mecanismos de escritura y conozco mejor tanto la profesión como a mí mismo. Y algo más importante: ahora canto mucho mejor. Bueno, no, miento: mi voz es la que ha mejorado. A mí no me gustaba mi voz. Yo escucho mis discos antiguos y no me gusta mi voz. Pero afortunadamente la voz madura y crece. Antes era más aflautada, más aniñada, y prefiero la actual.

Pero esa voz le hizo ser referente. Sí, pero es algo que me ocurre con muchos artistas. Johnny Cash, Elvis, Bob Dylan. Hay artistas cuya voz ha ido cambiando con ellos y a mejor. Me gustaría sentir que estoy en ese grupo.

Mikel Erentxun, durante la entrevista.
Mikel Erentxun, durante la entrevista.
Jorge Paris

Tal vez por esa energía de la juventud se ha rodeado de nombres como Amaia, Ángel Stanich o Izaro. Me he rodeado de gente que admiro y respeto. Esto es lo que escucho yo ahora mismo. Ángel Stanich es un artista brillante, Viva Suecia están muy bien, Anni B Sweet… Hay cosas nuevas que son increíbles. Luego también están las de toda la vida, pero que han evolucionado muy bien, como Iván Ferreiro, Bunbury, Conque Malla. Me identifico con ellos: empezaron en bandas de éxito pero han sabido crecer al margen de ellas.

Se rodea de multitud de artistas de la escena independiente. ¿Usted ha sido indie? Duncan Dhu era un grupo independiente cuando salió, solo aparecía en las listas de Rockdelux y sonaba en emisoras como Radio 3, sitios en los que luego dejamos de estar, porque en este país, cuando tenías un éxito masivo, te convertías en mainstream, perdías credibilidad. Yo heredé eso en mi carrera en solitario y, últimamente, como he dejado de vender tantos discos como vendía entonces, ya no soy tan mainstream y me he acercado más a lo independiente, o quizá es que me mira con otros ojos. Dicho esto, ya no creo demasiado en lo indie o lo mainstream, sino en la música buena y la música mala.

En su caso, seguir siendo un obrero de la música. Así me considero. Es mi oficio. Hay quienes son artistas, pero yo no creo que lo sea. Yo soy más un artesano, porque le meto muchas horas. Soy un currante de esto, estoy orgulloso, disfruto y me encanta, pero no artista. Eso, John Lennon o Bowie. Artistas hay con cuentagotas. Todos los demás somos artesanos.

"Son varios los artistas que me han dicho ‘Yo no toco hasta que esto no se acabe’. Bunbury, Leiva, Sabina. Yo salgo en cualquier caso, sea como sea"

35 años de artesano no se cumplen todos los días, pero pilló en pandemia... La idea surgió antes de la pandemia. Yo estaba a mitad de gira, tenía un montón de conciertos, viaje a Estados Unidos, varios festivales en verano. Se planeó como algo más puntual: un paréntesis, un concierto más especial con invitados, con un repertorio que repasase mi carrera, pero como algo más pequeñito. Al estallar la pandemia e irse todo al garete, el proyecto Amigos de guardia (desde el minuto uno se llamó así) tomó otra dimensión. En vez de ser un disco en directo, se convirtió en un álbum ambicioso. De la idea original solo queda la esencia. Se grabó en directo, pero en un estudio; más invitados que los 3 ó 4 iniciales; y lo más difícil e interesante: darle una coherencia y unidad a un repertorio amplísimo y separado por muchos años, que pertenecen a discos muy dispares. Ahí creo que Ricky Falkner, el productor, ha conseguido el milagro. Si este disco lo escucha alguien que desconoce mi obra, creo que le costaría mucho saber qué canciones pertenecen a cada álbum.

Había nombres que no podían faltar, como el de Diego Vasallo. Diego es fundamental. Moralmente tenía que estar. Este es un disco del que Duncan Dhu forma parte importante y Duncan Dhu era también Diego. Necesitaba que él me dijese que le parecía perfecto, que nadie pensase que me estaba aprovechando. Fue una alegría que me dijese que sí, siendo de los primeros a los que le conté el proyecto. Más adelante se sumó como un invitado más, porque eligió además una canción de mi repertorio, no del repertorio de Duncan Dhu. Y el resultado es un tema que ha quedado muy emotiva para los muy fans del grupo.

Sorprende la ausencia de Cien gaviotas o Una calle de París. Esto no es un Grandes Éxitos. Yo no he elegido las canciones: yo he elegido a los invitados y estos han elegido las canciones. Y está compensado: hay una representación de mi repertorio que me define bastante bien. Un artista no son solo sus éxitos, también sus Caras B y sus Rarezas. En ese sentido, esto me resume mejor que si solo hubiésemos cogido mis 20 singles. La conclusión es que se han quedado fuera canciones gigantes, como Cien gaviotas, Jardín de rosas, Una calle de París, y de mi repertorio, Jugando con el tiempo, Cartas de amor o California. Solo tuve una aportación: Esos ojos negros, porque creía que el disco Canciones tenía que estar representado. Y Amaia fue la única invitada que ya entró sugiriéndole yo la canción. Pensé que era perfecta.

Después de 35 años, le pone este título al disco. ¿Qué es la amistad para Mikel Erentxun? Lo más importante, muy difícil de mantener en el tiempo. La definición de Amigos de Guardia es esa: alguien a quien puedes llamar a cualquier hora del día y contarle cualquier cosa. Eso surge de una canción que escribí para el disco El corredor de la suerte, que se llamaba así, Amigos de Guardia. Me parece muy bonito descolgar el teléfono y llamar a Iván [Ferreiro] o Abraham Boba y decirles que les quiero en mi disco y que me digan que sí. Y eso que algunos fueron difíciles de contactar. Y todos me dijeron que sí, pero a algunos les costó mucho elegir la canción. Anni B Sweet es una persona muy indecisa: tuvimos que ensayar dos canciones hasta que la víspera elegimos Ángel en llamas. Los Viva Suecia también, dudando hasta el final. Luego hay otros que, como Eva Amaral, no había yo terminado de explicarle el proyecto y ya me dijo que quería hacer Entre salitre y sudor. Santi Balmes la tenía muy clara, Coque Malla también. Luego artistas que querían la misma canción, como Zahara y Leiva, y al final la hacen juntos porque ninguno quería ceder y nos pareció bien juntarlos.

Algunas canciones se pueden quedar para los 40 años... Este disco ha estado un año en un armario. Se grabó en el verano del año pasado, pero por culpa del Covid la compañía lo ha ido retrasando hasta ahora. Y yo no cambiaría una coma, pero sí haría una segunda parte. De repente siento que hay alguna canción o intérprete que quedaría bien. Ahora me da pena de Carlos Tarque o Loquillo. Quizá haya que hacer un Amigos de guardia 2.

"Desde que tuve una movida con el corazón, en el 2013, no planeo a largo plazo. Aprendí a vivir el presente"

Caminar con otros apoyándole es más sencillo. No sé si la palabra es sencillo. Desde luego sí más bonito. Ver y oír a esa gente, con dos micrófonos enfrentados, cantar mis canciones fue algo que no tiene precio. Lo que viví yo esos cuatro días de grabación, cada dos horas llegando un invitado, compensa todo el proyecto. Yo he vivido algo irrepetible.

La sensación de un concierto. Como en esa época, en la Comunidad de Madrid, donde se grabó, no podía haber más de seis personas en el mismo espacio y ahí Warner estaba superradical, y la banda éramos seis, grabamos en directo la canción sin voz –tres días, una canción tras otra- y ya entraron los invitados, para meter las voces. Grabamos en directo pero separadas la música y las voces.

Y habrá gira. Hace unos días, Joaquín Sabina decía que él no volvía a dar conciertos hasta que no hubiera mascarillas y el público se pudiese levantar. ¿Es de la misma opinión? No. Yo este año ya he dado varios conciertos acústicos, pandémicos, con todo el mundo sentado con mascarillas y con una distancia social, a veces, excesiva. Parece que ahora, por fin, eso toca a su fin, pero la normalidad a lo mejor no se da ni el año que viene. Creo que avanzaremos en aforos completos, y probablemente sin distancia social, como en el deporte. Pero la mascarilla tiene pinta de que no va a desaparecer. A los campos de fútbol va la gente con mascarilla. Esa normalidad total no sé cuándo va a llegar. Y son varios los artistas con los que he hablado que me han dicho ‘Yo no toco hasta que esto no se acabe’. Sobre todo, artistas grandes: Bunbury, Leiva, Sabina. Gentes que meten muchísima gente en recintos muy grandes con producciones enormes. Yo salgo de gira el año que viene y espero que sea lo más parecido a lo que era antes, pero salgo en cualquier caso, sea como sea. Show must go on.

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