El Reino Unido ya paga el peaje del brexit: del "recuperemos el control" al descontrol total

El líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, sonríe a su llegada a un colegio electoral, este jueves, para votar en las elecciones europeas.
El líder del Partido del Brexit, Nigel Farage.
EFE/ Vickie Flores
El líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, sonríe a su llegada a un colegio electoral, este jueves, para votar en las elecciones europeas.

Lo que está sucediendo en el Reino Unido es la crónica de una crisis anunciada en la que se unen muchos factores pero uno de ellos es, sin duda, el brexit. El recorrido del país desde que votó para salir de la Unión Europea hasta ahora ha estado lleno de dudas, choques y soluciones que, visto lo visto, no han sido más que parches. Pero, ¿qué hace un país como el Reino Unido en una situación como esta y por qué se ha llegado hasta aquí?

"Take the control back" fue uno de los lemas de la campaña a favor del brexit. El objetivo según los partidarios de abandonar la UE era precisamente eso: recuperar el control que según ellos le había arrebatado Bruselas. La cuestión de la soberanía era uno de los pilares en los que se apoyaba el argumentario brexiter. Otros pasaban por lo económico. Esto es, los millones que se destinaban a financiar a la Unión se quedarían en manos de los británicos.

Los escollos llegaron para el Reino Unido desde el primer momento. Un 52% de los votantes eligieron el brexit y el 48% restante quedó a merced de la decisión de los primeros. Las polémicas empezaron a sucederse en el momento en el que se abrieron las negociaciones entre Londres y Bruselas, hasta tal punto que incluso estuvo sobre la mesa la posibilidad de una salida sin acuerdo. El pacto se dio sobre la bocina y, evidentemente, en muchos sentidos no fue beneficioso para el Reino Unido.

La frontera de Irlanda, la pesca o la igualdad en las negociaciones (el conocido como level played field) fueron los puntos principales de fricción. Todo ha ido avanzando a trompicones durante estos cinco años y, de hecho, los roces se siguen dando. Por ejemplo, Johnson ha decidido ampliar dos veces el plazo para que se empiecen a realizar controles en la frontera. Si se dan esas vigilancias, recogidas en el acuerdo, todo se ralentiza. 

Ahora el Reino Unido ya se encuentra pagando las consecuencias del brexit, en algunos sentidos agudizadas por la pandemia. Falta suministro, falta mano de obra y sobra burocracia. Ese puede ser el resumen. Y la crisis irá saltando de sector en sector. Hoy por hoy el país necesita camioneros, mañana necesitará carpinteros y pasado mañana quizá necesite sanitarios. El bucle inevitable al estar fuera de la UE.

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