Basta con echar una ojeada desde un edificio alto para ver el metálico paisaje que está quedando encima de nuestras cabezas, una caótica estética que además entraña peligros poco conocidos, físicos y legales.
Desde el Ayuntamiento confirman que la responsabilidad que entraña el que se caiga hasta la acera una de estas antenas en desuso, con frecuencia oxidadas y con algunas piezas rotas, recae en el seguro de la comunidad de propietarios. Siempre que lo tengan, claro.
El problema no sólo viene de la llegada de la TDT para todos, también viene arrastrado de antes porque en muchos edificios perduran las antenas individuales, una por piso, ya que los vecinos no se ponen de acuerdo para compartir una colectiva.
Y las nuevas captan más señal con menos altura y se ven menos, lo que también aconseja hacer el cambio.
Por ejemplo, retirar una antena en un edificio de 12 vecinos requiere unas cuatro horas de trabajo (unos 90 euros). «Pero cuando la comunidad es más grande y hay 20 antenas, pues te dicen que ya las quitarán ellos», pocos instaladores se atreven a incluirlo en el presupuesto de instalar la nueva, para que no se les dispare y corran el riesgo de no ser contratados, corrobora un profesional del ramo, José Luis.
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