El grupo estadounidense Metallica actuó la madrugada del domingo ante unas 70.000 personas en el Fòrum de Barcelona, dentro del festival itinerante Sonisphere, que tiene en Barcelona una de las seis plazas europeas donde se celebra, y que supone el regreso de la banda a la capital catalana tras seis años.

Con veinte minutos de retraso saltó al escenario la banda liderada por el batería Lars Ulrich y el cantante James Hetfield y tras varias pitadas del público, que se impacientaba por ver al cabeza de cartel de esta primera edición en Barcelona del Sonisphere.

Presentaba su último álbum, Death magnetic, pero a juzgar por las palabras de Hetfield, el domingo tenían el concierto colgando de un hilo: "Hace 24 horas estaba en silla de ruedas, rodeado de médicos y curanderos haciendo lo imposible", aseguró el cantante, que dijo haber sufrido un grave dolor de espalda pero que, por suerte de sus fans, se recuperó a tiempo.

Dos horas de punteos de guitarra infernales, ritmos sincopados y un bajo tocado casi en vertical por el melenudo Robert Trujillo; sin tregua, salvo algunas baladas, y todo aderezado con una ristra de fuegos artificiales y llamaradas. Además de sus canciones más nuevas, Metallica recuperó algunas míticas como Sad but true, Master of Puppets (seguida puño o cuernos en alto por todo el público) y Nothing else matters.

Y mientras Metallica actuaba, los aspirantes a estrella del 'heavy' podían practicar en un stand sus dotes musicales jugando al Guitar Hero, videojuego en el que el jugador hace las veces de guitarrista.

En el festival barcelonés, Metallica estuvo acompañada de algunos pesos pesados del metal, como Slipknot y Machine, y bandas de la nueva hornada, como Mastodon, Lamb of God o los franceses Gojira. La presencia estatal la conforman los vascos Soziedad Alkoholika y los catalanes The Eyes.

La capital catalana fue la primera parada de Metallica en España dentro de esta gira, que les llevará el 13 y 14 de julio a Madrid, con las entradas agotadas desde hace meses.