El tremendo zasca de Errejón al tuitero que se gastó 4.000 euros cenando en Marbella: una historia que viene de lejos

Errejón: "Es cobarde y miserable poner en el disparadero a niños"
Errejón, en el Congreso de los Diputados.
Europa Press
Errejón: "Es cobarde y miserable poner en el disparadero a niños"

A 4.000 euros ascendió la factura que un tuitero tuvo que pagar por una suculenta cena para 8 personas en un restaurante de Marbella. No faltó de nada: carne de altísima calidad, chupitos para todos y el mejor champán, Dom Perignon o Möet.

El hombre, que trabaja como trader, no tuvo problema alguno en subir a las redes sociales la abultada factura, quejándose además de que, a pesar de tener que pagar 372 euros por el servicio, el camarero les había perseguido al final de la cena para reclamarles la propina. "Marbella, el nuevo Ibiza, engañabobos", sentenciaba en su tuit".

Hay personas a las que no les importa gastarse una cantidad fuera de lo común a la hora de llenar el estómago, y una prueba de ello es este usuario de Twitter que, dispuesto a darse un homenaje en un restaurante de Marbella, acabó pagando más de 4.000 euros de cuenta. Tras publicar en Twitter el ticket del restaurante, las reacciones no se han hecho esperar.

Como era de esperar, fue subir el tuit y llegar la 'sentencia' social en forma de adjetivos de lo más variado: "tacaño", "nuevo rico" y semejantes lindezas.

Pero la cosa no quedó ahí y el revuelo llegó a oídos del líder de Más País, Ínigo Errejón, que no dudó en entrar al debate con su propio tuit: "Las propinas tampoco caen de los árboles, Dom Perignon".

No hubo que esperar mucho tiempo para conocer las motivaciones de ese tuit de Errejón. Y es que hace unos meses, cuando el político compartió un artículo sobre la jornada laboral de 4 días, encontró una radical respuesta también en redes. Y entre ellas... estaba el tuitero de los 4.000 euros: "Es mucho mejor la jornada de cero días a la semana y cobro de la paga, que el dinero cae de los árboles". 

Errejón no olvidó aquel tuit, o alguien se lo recordó, y la venganza se sirvió en frío. Tan frío como el Dom Perignon.

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