Rafael Alcácer: «La fotografía es luchar contra el tiempo, fijar lo que se va»

Marina
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Rafael Alcácer
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Como defensa contra la propia desmemoria, como recordatorio, como grabadora emocional de instantes... Así usa la fotografía Rafael Alcácer: «Es una forma de fijar lo que se va, de intentar quedarse con lo que pasa». En el origen de todo está una carencia. «Tengo muy mala memoria y un recuerdo muy vago de mi infancia, lo cual me da mucha rabia», explica este fotógrafo madrileño, que retrata con especial ternura a su mujer, Loles, y a su única hija, Marina. «Muchas de las fotos que hizo mi padre desaparecieron en varias mudanzas y no tengo ese documento vital. Supongo que hago fotos para dejar un legado a mi hija y, personalmente, para luchar contra el paso del tiempo».

¿Eres capaz de definir la fotografía?

Es una forma de fijar lo que se va, de intentar quedarse con lo que pasa. Es un tópico, pero a mí me vale, porque cada vez me centro más en fotografiar mi entorno más cercano y menos el exterior. Me vuelco en los míos, en la gente más cercana, incluso en la familia nuclear. Hay en esta forma de verla factores muy anecdóticos, puramente biográficos.

¿Cuáles?

Tengo muy mala memoria y un recuerdo muy vago de mi infancia, lo cual me da mucha rabia. Muchas de las fotos familiares que hizo mi padre desaparecieron en varias mudanzas y no tengo ese documento vital. Supongo que hago fotos con el afán de dejar un legado a mi hija y para luchar contra el paso del tiempo.

Tu hija, Marina, es tu primera musa. ¿Cómo se ha gestado vuestra complicidad?

Espontáneamente. Marina ha sido desde siempre muy extravertida y no ha tenido vergüenza. La razón por la que volví a tirar fotos es por mi hija, ella es el arranque, la inflexión. Cuando empieza a ser persona y deja de ser una cosa que está en la cuna y llora, en 2006, cuando cumplió los dos años, es cuando tengo la inercia de coger la cámara. Desde el principio Marina lo ve natural y contribuye. Intenta imitarte y lo convierte todo en un teatro. Pero últimamente quiere estar más tiempo detrás que delante de la cámara.

Y con Loles, tu mujer, ¿cómo es la relación fotográfica?

Es distinta porque es menos espontánea. Loles no tiene reparos en ser fotografiada, ni en verse luego en la foto, pero entró en el juego de manera más lenta que Marina. Con Loles es una lucha. A diferencia de Marina, que participa enseguida, hay que vencer una resistencia. En la foto en la que aparece tras la cortina, como marcando las distancias, está jugando a mostrar esa resistencia, pero ya está vencida, ya ha entrado en el juego.

¿Es posible la perfección?, ¿cómo es de distinta la foto en la mente y la foto final?

El resultado me decepciona el 99 por ciento de las veces... Imagino escenas que podían ser mucho mejores de lo que yo consigo: que si ese señor se hubiera desplazado, que si yo hubiera sido capaz de medir mejor la luz... Hay sólo 2, 3 o 4 fotos de las que pienso que no cambiaría nada.

¿Has encontrado un tono propio?

Hay 15 o 20 fotógrafos que me apasionan, pero en conjunto no forman un campo estético concreto. Quizá por esos referentes no he conseguido encontrarme más cómodo en un campo concreto y no en otro.

La pregunta obligada: ¿analógico o digital?

Es un falso debate. Últimamente me está gustando más tirar en analógico porque ese momento de demora, otro tópico, me aporta mucho, y el proceso del revelado, una cosa tonta en términos químicos, es misterioso, casi alquímico. Pero es un falso debate porque muestras las fotografías en Internet y, por tanto, es siempre digital. Lo analógico acaba siendo digital.

Nació en 1969 en Madrid, donde sigue viviendo.

Trabaja como profesor universitario de Derecho Penal.

Empezó a hacer fotos a finales de 2005. Antes, cuando tenía 18 años, su padre le había regalado una cámara, pero la fiebre se le pasó enseguida.

Tiene un equipo variado: una Canon 5D digital, dos telemétricas, una Mamiya C330 y una Yashica «muy cascada», que compró («baratitas») en eBay, algunas de 135...

A Rafa  le gusta manejar un espectro variado: «No me veo dentro de ningún estilo. O me veo en muchos, que es lo mismo, pero pensado al revés». le gustan muchos fotógrafos, pero ahora está especialmente fascinado por Alec Soth, porque «hace retratos sin pensar en lo externo de las personas».

www.flickr.com/photos/rafmad

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