La Caja de las Letras custodia el "vencer no es convencer" de Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno.
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Miguel de Unamuno

Las notas manuscritas a modo de acta que reflejan el enfrentamiento entre Miguel de Unamuno y Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca, tomadas por Ignacio Serrano y que recogen la frase "Vencer no es convencer" del intelectual, se custodiarán en la Caja de las Letras.

Estas notas manuscritas, dos folios escritos por Ignacio Serrano Serrano, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Salamanca que fue testigo del enfrentamiento, constituyen el único documento que constata aquel hecho histórico ocurrido en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca con motivo de la festividad del Día de la Raza, que tuvo como protagonistas al rector Miguel de Unamuno y el general Millán Astray.

Desde este jueves, este histórico documento permanecerá custodiado en la caja número 1695 de la antigua cámara acorazada de la Caja de las Letras de la sede del Instituto Cervantes en Madrid, como parte del legado in memorian que ha depositado Miguel de Unamuno Adarraga, nieto del escritor de la generación del 98 y uno de los mayores intelectuales del siglo XX, hasta el 12 de octubre de 2036, un siglo después de la fecha en la que fue escrito el documento.

Una fecha que su nieto ha recordado como la ocasión en la que Unamuno "dejó claro para siempre su aborrecimiento al fascismo, eso que algunos, quizá muchos, no saben todavía porque no quieren o no pueden" y a pesar de "aquella comedia y todo aquel sainete del cementerio" y un documento que considera el más fiable testimonio de lo que pasó aquel día en aquel lugar.

Y ha recordado la cuarteta que su abuelo incluyó en El Cancionero: "No un manojo, una manada es el fajo del fajismo, detrás del saludo, nada, detrás de la nada, abismo". Además, se ha depositado un dibujo realizado por Unamuno que representa a Don Quijote crucificado en un árbol, mientras Sancho llora.

Los dos documentos han sido cedidos por la Casa Museo Unamuno, según ha explicado su directora Ana Chaguaceda, el último de carácter más íntimo y el primero, a pesar de no ser autógrafo de Unamuno, por ser un testimonio que le rinde homenaje.

El testimonio escrito de Ignacio Serrano, dos páginas desaparecidas durante 84 años, estuvo inédito hasta hace menos de un año cuando sus biógrafos, los hispanistas franceses Jean-Claude y Colette Rabaté, lo incorporaron a su libro El resentimiento trágico de la vida.

Investigaciones que se reflejaron también en el documental Palabras para un fin del mundo, dirigido y producido por Manuel Menchón, y en el libro La doble muerte de Miguel de Unamuno, de Menchón y Luis García Jambrina, presentado también este jueves y con el que pretenden "desmontar" la versión oficial de los hechos y demostrar que Unamuno "sufrió una operación propagandística por parte de los sublevados para ocultar su figura y su legado".

El testimonio escrito de Serrano sobre aquel día relata cómo, tras otros discursos, "tomó la palabra don Miguel de Unamuno para decir que él era vasco por los cuatro costados y que había venido a Castilla a enseñar el castellano".

Aseguraba que Unamuno agregó "que era preciso imponer una paz porque lo mismo que las mujeres rojas alardean de todos los crímenes y maldades, hay también quienes se regodean entre nosotros con el espectáculo de los fusilamientos".

"Hay que darse cuenta de que vencer no es convencer y que en último término eso que se llama la otra España (idea ésta superficial) también es España y advierte contra el riesgo de caer en una unidad en la ramplonería. Que también era español el filipino Rizal que se despidió de la vida con unas palabras en español", prosiguió Unamuno, según el acta.

El catedrático añade en sus notas: "Las palabras de Unamuno produjeron impresión e indignación" y explica que, al terminar este, el general Millán Astray preguntó si podía hablar.

Y habló "en términos enérgicos diciendo que los catalanistas morirán y los que pretendían enseñar cosas averiadas morirán también. Terminó con varios vivas y mueras entre ellos un abajo la intelectualidad (el adjetivo no se oyó ni el público lo quiso oír; le bastaba lo que había entendido. Después dio vivas a Franco", escribe el catedrático sobre Millán Astray.

"Unamuno llevaba guion escrito de unas palabras y lo consultaba para no decir más que lo que había pensado; de Millán Astray me cabe la duda de si llevaba el propósito de hablar porque cuando empezó un legionario que estaba a su lado le dio un vaso de agua".

Según el catedrático "Unamuno fue imprudente e inoportuno y al final antipatriota, pero no todo lo que dijo es censurable" y considera "opinable" lo de que "vencer no es convencer y lo de que hay una unidad en la ramplonería. La afirmación de que era vasco también podría pasar a pesar de ser inoportuna".

"Millán Astray estuvo bien, pero fue más lejos de lo debido en cuanto afirmar que ciertos profesores morirán. Estas afirmaciones vienen de quién vienen y dichas delante de un público juvenil excitado a seguir ese camino pueden ser peligrosas", indica.

Las notas del catedrático acaban asegurando: "Me dicen que el casino lo he expulsado de su cena y que en cambio por ahora no habrá destitución del cargo de rector".

En el acto, Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, ha destacado a Unamuno (Bilbao, 1864- Salamanca, 1936) como un referente en todos los aspectos de la literatura y la creación, inseparable de las figuras de Cervantes y don Quijote.

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