Antes de final de año, el centro de la ciudad quedará ‘blindado’ al tráfico. El Ayuntamiento de Sevilla, que ya tiene acreditados a más de 12.000 residentes, está aún a la espera de la adjudicación definitiva del contrato de instalación y mantenimiento de las 20 cámaras que controlarán el acceso de vehículos privados al casco histórico.

La delegación de Movilidad descarta, de esta manera, poder cumplir la promesa que le hizo a los sevillanos de que el proyecto estaría en marcha antes de verano.

A mediados del pasado año, Francisco Fernández, delegado de Movilidad, aseguró que la restricción de tráfico en el casco histórico se aplicaría de una sola vez, cuando todas las cámaras estuviesen instaladas y cuando todos los residentes de la zona dispusieran de la acreditación especial que les permitirá circular por el centro. Ahora, sin embargo, ya se acepta que las restricciones puedan llegar a hacerse de manera paulatina.

Cabe recordar que cuando se haya culminado el proceso, sólo los peatones, las bicicletas, las motos y el transporte público tendrán un acceso sin limitaciones al centro. Los vehículos privados de cuatro ruedas sólo podrán circular por esta zona de la ciudad si tienen la acreditación permanente de residencia o una temporal para acceder a la vivienda particular de un residente o a algún establecimiento hotelero. La carga y descarga estará permitida sólo dentro de un determinado horario.

El Ayuntamiento, sin embargo, apuesta por ser «flexible» y se prevé que el tráfico pueda estar abierto a todo el mundo en determinadas horas del día y dependiendo de las fechas. «No es un cerrojazo al centro, sólo una regulación del acceso», aseguran desde la delegación de Movilidad.

Eso sí, las cámaras servirán para apercibir primero y para multar después a los coches que vulneren la prohibición.

La utilización de bolardos o cualquier otro dispositivo mecánico ha sido descartada tras el pobre resultado ofrecido en calles como Dos de Mayo o Temprado, en El Arenal.

Aparcamientos suficientes

La puesta en marcha del proyecto de restricción de tráfico al centro no estará supeditada a la construcción de aparcamientos subterráneos disuasorios como el de Resolana-La Barqueta o la glorieta del Cid. Y es que la delegación de Movilidad entiende que el casco histórico cuenta en sus alrededores con suficientes plazas rotatorias de parking como para hacer frente al previsible crecimiento de la demanda. Dado el retraso que acumula el Plan de Aparcamientos, esperar a contar con estas plazas supondría un notable retraso en el objetivo de restringir el tráfico en el centro.

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