El porvenir de la empresa automovilística Opel es cada vez más oscuro y pasa, o bien por asumir miles de despidos en Europa, o bien por someterse a la más que previsible suspensión de pagos que prevé la matriz de

General Motors (GM) en Estados Unidos.

Los tres inversores interesados en adquirir GM Europa, que no terminan de despertar todo el apoyo ni del Gobierno alemán ni del comité de empresa, proponen

duros recortes en la producción y la realización de miles de despidos para sanear las cuentas de la compañía.

A los planes de Fiat, que prevé hacer miles de despidos si entra en Opel e incluso podría

recortar en un 50% la producción de la planta de Figueruelas, este martes se sumaron las propuestas de los otros dos grandes grupos interesados en GM Europa. Tanto el productor de componentes austríaco-canadiense Magna como el inversor estadounidense Rippelwood prevén el

recorte de 10.000 de los 52.000 empleos que tiene la compañía alemana en Europa si finalmente entran en Opel.

Estos recortes son inferiores a los anunciados en un principio por Fiat, que proponía hasta 18.000 despidos y el cierre de una decena de factorías en toda Europa. Sin embargo, la empresa italiana plantó ayer a los sindicatos y no acudió a la reunión con los representantes de los trabajadores en Alemania.

Para el Gobierno alemán, las

tres ofertas son válidas, pero se quedan cojas y requieren mejoras, según reconoció ayer el ministro germano de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg. El Ejecutivo alemán deja así abierta la opción de que Opel se declare insolvente, lo que conllevaría duras consecuencias para las plantas, incluida la de Figueruelas, que ya está atravesando dos expedientes de regulación de empleo y supone un importante motor económico para Aragón.