Iniciado en 2019, este programa de trabajo de carácter participativo, deliberativo, y abierto a especialistas, agentes sociales, y ciudadanía, pivota en torno a dos ejes: la convivencia en la diversidad, y su gestión democrática mediante la búsqueda de unas premisas mínimas consensuadas, ha destacado el Gobierno navarro en un comunicado.

Partiendo de los resultados obtenidos en fases anteriores, se analizarán en 2021 "las causas por las que la gestión del euskera y las identidades nacionales generan distorsiones en la convivencia en Navarra, y de qué manera pueden resolverse democráticamente, tanto desde la sociedad, como desde las instituciones".

Para desarrollar esta labor se recabará la opinión de personas expertas de variado perfil en cuanto a edad, género, ámbitos académicos y profesionales e ideología, con quienes se analizará el proceso de trabajo seguido, sus claves principales y cualquier otro aspecto sustancial.

Asimismo, se organizarán unas jornadas de reflexión sobre "los instrumentos que una sociedad democrática necesita para encauzar sus diferencias y conflictos". Las conclusiones se recogerán en un informe.

La Comisión de Seguimiento del convenio, formada por representantes de ambas entidades, se reunirá, al menos, dos veces al año.

Mediante el citado convenio, el Gobierno foral y Eusko Ikaskuntza continúan la colaboración mutua, reanudada hace tres años, que permite que esta última institución pueda seguir con su labor de estudio y divulgación de temas relacionados con la cultura y sociedad navarras, con el fin de "avanzar hacia un mejor modelo social".

La Diputación Foral de Navarra fue una de las fundadoras en 1918 de Eusko Ikaskuntza, junto con las diputaciones de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, para el estudio y divulgación de todas las manifestaciones de la cultura en estas comunidades.

Desde entonces, la relación entre el Gobierno de Navarra y Eusko Ikaskuntza ha sido ininterrumpida hasta 2011. En 2016, se reanudó el convenio de colaboración entre ambas instituciones.