La buena relación de Jesulín de Ubrique con su hija Andrea

  • Ambos se han visto por sorpresa aprovechando que el torero está grabando el programa ‘El desafío’.
Jesulin de Ubrique llega al estudio donde graba 'El desafío'.
Jesulín de Ubrique llega al estudio donde graba 'El desafío'.
GTRES
Jesulin de Ubrique llega al estudio donde graba 'El desafío'.

Belén Esteban era la encargada de explicar que su hija y el padre de esta, Jesulín de Ubrique, se habían visto por sorpresa aprovechando que el diestro está en Madrid grabando la segunda temporada del programa El desafío, de Antena3. Un encuentro que no fue casual ni parte de una estrategia elaborada de forma repentina, sino que responde a la buena relación que el torero gaditano mantiene con su hija mayor, Andrea.

A pesar de que durante más de 20 años Jesulín ha visto mermadas sus capacidades como padre por la continua campaña de desprestigio urdida en su contra, ha intentado de mil formas acercarse a la joven, ayudarla y convencerla de que ese al que su madre dibujaba en televisión poco o nada se parecía al real.

No fue tarea fácil. Y aunque todavía hay ciertos temas tabúes alrededor la relación de padre e hija es buena. También la que Andrea mantiene con la esposa del torero, María José Campanario, a la que respeta por el buen trato que siempre le ha dispensado.

Las redes reclaman atención. En este momento en el que se habla con contundencia sobre las continuas acusaciones realizadas por Antonio David Flores hacia Rocío Carrasco durante dos décadas, son muchos lo que debaten sobre el papel que han jugado los medios de comunicación a la hora de condenar, dar pábulo o refrendar comentarios de Belén Esteban que hayan podido ayudar a resquebrajar la imagen pública de Jesús Janeiro. Y, lo que es peor, a contribuir a las dificultades que ha podido tener para cumplir con sus responsabilidades como padre.

También en su caso, Jesulín ha guardado un silencio atronador que ha sido cómplice de la versión aparentemente interesada. No hay más que recordar que, cuando Andrea todavía era una bebé, Belén se recorría los platós de televisión anunciando que hasta que no le pasara las "cien mil pesetas" que ella pretendía como manutención, no le permitiría ver a la niña. Unas declaraciones que vistas con la perspectiva de los años despiertan dudas e invitan a la reflexión.

Estaría bien que, además, Belén explicara en televisión si finalmente el torero la ha ayudado a cubrir algunos gastos de la experiencia londinense de su hija o si, por el contrario y como ella sostuvo hasta que la verborrea se transformó en silencio, Jesús ha seguido haciendo caso omiso a las necesidades pecuniarias de la joven. Quizás habría más de una sorpresa.

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