Un cambio malintencionado de las agujas de cruce en las vías provocó el descarrilamiento del vagón. El conductor, que no quiso invadir la carretera o la zona peatonal del Paseo Marítimo, realizó una frenada de emergencia. La brusquedad de esta maniobra desequilibró a los pasajeros y tres de ellos  resultaron heridos leves y tuvieron que ser atendidos por una ambulancia del 061. Poco después fueron dados de alta, por lo que podrán contar este incidente como una anécdota.

Según José Prada, gerente de la Compañía de Tranvías, alguien invirtió las agujas «con tan mala suerte o a propósito» que, en vez de cambiar la máquina de dirección, hizo que saltase. Aunque afirma que este accidente es  un hecho aislado, reconoce que no es la primera vez que se intenta sabotear el tranvía. Los raíles son la infraestructura más atacada, pero hasta el momento no se habían provocado accidentes.

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