Como antaño, el bizcocho se hace en la cocina a fuego lento. Durante una hora y media, los artesanos dibujan a mano los escenarios. Para escenificar un pasaje de una historia televisada que se pueda degustar, dan el colorido necesario con pintura comestible para que los niños disfruten aún más de su gran día.
José Luis, el hijo de Amada, afirma que el chocolate sigue siendo el ingrediente rey de los pasteles infantiles, aunque no han dejado de utilizar el bizcocho, la nata, el dulce de merengue y la trufa para elaborarlos. La pastelería Amada ofrece también tartas eróticas y golosinas que los hijos regalan a sus padres para la celebración de las bodas de plata. Está en la calle Cerdá, 2, frente a la Casa Sacerdotal.
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