Maria Arnal i Marcel Bagés: "Intentamos proyectar, más que una luz, lucidez"

  • La catalana publica ‘Clamor’, de nuevo con Bagés a la guitarra, disco que invita a fantasear con finales alternativos.
La cantante Maria Arnal y el músico Marcel Bagés.
La cantante Maria Arnal y el músico Marcel Bagés.
ALEX RADEMAKERS
La cantante Maria Arnal y el músico Marcel Bagés.

En su segundo disco, definido como pop mutante, se cruzan el tiempo pasado, el presente y el futuro. Las voces que lo pueblan, como un clamor colectivo, nos invitan a revisar las historias que nos contamos, a identificar cómo estas afectan a nuestras vidas y a fantasear con finales alternativos. 

Lanzando más preguntas que respuestas, los cuidados y la empatía se sitúan en el centro de su relato. Los saberes ancestrales, la caza de brujas, el reino animal o lo cyborg orbitan su universo. Hablamos con Maria Arnal sobre el imaginario de Clamor (Fina Estampa) y los seres que lo habitan.

El primer tema compartido, Fiera de mí, ofrece una promesa: la del cosmos de este nuevo disco. ¿Qué paisaje y personajes despliega? Es un paisaje muy exuberante, lleno de historias, superselvático, muy inmersivo, hipnótico, muy dramático, a veces. Es un limbo, entre una pérdida y un renacimiento. Cada una de las canciones es como si fuera una voz propia que forma ese clamor cuando se junta con las otras y cada una tiene su manera de cantar y de ver el mundo, en transición y mutación profunda. La intención es que sea un viaje y que te atrevas a transformarte con él.

En Fiera de mí hay pinceladas de la caza de brujas, los saberes ancestrales, el regreso al reino animal, los cuidados o la diversidad. ¿El aspecto político en esta ocasión encuentra su núcleo en los feminismos? Totalmente. Si el primer disco, 45 cerebros y un corazón, trataba de las fosas comunes y su planteamiento político apuntaba a la necesidad de crear memorias y no de esconderlas, de poner a la luz lo que estaba enterrado, en este segundo disco, Clamor, se habla de otras sombras: los cuidados. Todo el álbum se sostiene en una varias preguntas: ¿Cómo cuidamos? ¿Cómo cuidamos unas vidas que se están extinguiendo? ¿Cómo enfrentar cambios tan radicales? ¿Cómo imaginar otra manera de vivir finales y renacimientos?

¿Cómo se traduce ese concepto en el resto de canciones? Si Milagro es la voz que representa al arquetipo de Ave Fénix, Ventura es el coro que te pide que, ante el vértigo de caer, te atrevas a creer. Fiera de mí es la sensualidad más juguetona, más irónica. Por su parte, Meteorit ferit es la necesidad de quitarse las corazas y la resistencia, la liberación del miedo para poder abrirse y transformarse. El cant de la Sibil·la son esos muros de pensamiento que tenemos que destruir para poder recibir la revelación.

Clamor está lleno de luces y sombras, expresadas también en la escenografía. ¿Cómo se concibió? Antes de empezar a cantar estudié el máster de artes escénicas y fui acomodadora durante seis años en el teatro Lliure, pues es un mundo que siempre me ha encantado. Y ahora que contamos con más recursos, he querido explorar con la iluminación como una manera de desplazar el planteamiento de los conciertos de música hacia un lugar más escénico en el que entran a jugar un determinado vestuario, una corporalidad y una escenografía que son tan tan importantes como las canciones.

Con El cant de la Sibil·la hacéis referencia a la profecía del Apocalipsis. ¿Cómo son los finales que nos contamos? ¿Cómo es el que ofrece Clamor? Los finales que nos contamos son muy perezosos. La Sibila es un mito que hemos querido paganizar devolviéndola al campo y sacándola de la iglesia para que pudiera tener todas las escalas y medidas de las diferentes formas de vida que aparecen en este mismo tema. Pero, a la vez, recurrimos a una producción futurista que hemos hecho con Holy Herdon utilizando su bebé Spawn, una inteligencia artificial. La Sibila es un personaje de la Antigua Grecia que luego el cristianismo recoge y eleva a profeta bíblica como sostenedora del Apocalipsis. Pero apocalipsis en griego significa revelación, no significa fin del mundo. Es un personaje que nos invita a que destruyamos un orden de pensamiento que nos ha llevado al punto en el que estamos y del que necesitamos deshacernos para poder renacer.

Un planteamiento que tiene que ver con la idea cyborg que planteó Björk, donde naturaleza y tecnología se encuentran. ¿Cómo ha influido su trabajo en el disco? Björk es una grandísima referencia y es un enorme ejemplo de cómo ejercer tu libertad apasionada y juntarte con los colaboradores menos previsibles, gracias a esas ganas de experimentar y a esa confianza en la propia intuición. Björk ha sido muy visionaria en toda su carrera y doy gracias de coincidir en el tiempo y en el espacio. Porque la idea de contar historias también está muy presente en su obra.

Hablando de intuición, presentasteis el disco en el Museo Del Prado, frente al Jardín de las delicias, un cuadro que es pura fantasía. ¿Qué papel debería jugar la imaginación en nuestras vidas? Este es un disco que habla sobre la necesidad de imaginar diferente. Propone planteamientos tan radicales como empatizar con un pez o con una abeja. Eso es pura imaginación. ¿Eres capaz de empatizar con una manera de sentir tan distinta a la tuya? ¿Podemos entenderlo también como una manera de cuidar? Clamor ofrece más preguntas que respuestas.

¿Podemos deducir de Meteorit ferit que la especie humana se autoextinguirá? El conflicto que tiene Meteorit ferit es que, a pesar de su naturaleza, no quiere destruir, pero sabe que, o bien se quita las corazas y aprende a vivir con su parte más vulnerable o bien se va a cargar otras partes más frágiles. Su final en la canción no se llega a resolver. Su vulnerabilidad le lleva a imaginar la posibilidad de no ser destructivo. Por eso lo dejamos flotando en una nube de voces que no sabemos muy bien a dónde nos llevan hasta que cruza la campanada que remite a ese clamor. Un clamor que en España es también una pieza de campanas que tocan por un duelo, y cuantas más veces repican más grande es la pérdida a nivel social.

En Milagro o en Jaque, sin embargo, propones un nuevo comienzo, un florecimiento del mundo. Intentamos proyectar, más que una luz, una lucidez. Y creo que en un momento del limbo, en el que hay pérdida y hay renacimiento, y hay fin y principio, también hay espacio para volver a creer de nuevo.

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