Con las ventanas cerradas para que no entre hollín y casi sin dormir por culpa del ruido. Así se pasa el día José Manuel Sánchez, un vecino de Murcia desesperado por una panificadora que tiene debajo de su casa.

La pasada semana, José Manuel, que tiene un 70% de minusvalía y vive con su madre, que tiene otro 80% de discapacidad, presentó la cuarta denuncia ante Sanidad. La gota que ha colmado el vaso es que el otro día vio dentro de su casa «una rata del tamaño de un conejo».

En guerra desde 2006

La guerra de este vecino contra la panificadora de los bajos de su casa viene desde 2006. En una ocasión, a las 5 de la mañana, requirió a la Policía Local, que efectuó un parte en el que se explica que «las molestias consisten en ruidos procedentes de las máquinas con las que trabajan en este negocio». Además, el informe revela que «hacen funcionar el horno con leña y no con gasoil», por lo que se produce hollín.

A raíz de las denuncias, Sanidad realizó una inspección en la panificadora, que trabaja de 0 a 8 horas de la mañana, que derivó en un informe que describe lo que los técnicos presenciaron: «Vertido de hollín, grasa y productos tóxicos al medio ambiente (...) suciedad no reciente tanto en techo, paredes y suelo como en maquinaria (...) hay desorden generalizado y se acumula el polvo (...) hay un cenicero con colillas de tabaco».

Por todo ello, la Consejería decretó «suspender, como medida preventiva, la actividad de la panadería», suspensión que estaría vigente «hasta tanto se subsanen los defectos».

Pero José Manuel Sánchez se queja de que ese cierre sólo duró diez días y de que la situación no se solventó después de la suspensión decretada por Sanidad.

Tal es la desesperación de este vecino que incluso ha enviado cartas personales a la consejera de Sanidad, al Ministerio y al mismísimo Rey de España, Juan Carlos I, en las que les pide ayuda.